CABRERA DE MAR


Esta zona, se encuentra en una calle perteneciente a un polígono que hace algunos años estaba despoblado, sin ninguna edificación, pero que de un tiempo a esta parte se ha ido construyendo en su totalidad, lo que ha hecho desaparecer algunas de las zonas de cruising más útiles.

Cuando yo lo conocí, había cruising en el espacio comprendido entre el establecimiento AKÍ y la carretera N-II, espacio que no estaba urbanizado más allá de la calle de acceso. También, por la misma razón, era posible el cruising en el espacio delimitado por el "Camí del Mig", la carretera N-II y el parking de Carrefour, donde incluso había un pequeño cobertizo muy útil para estar más tranquilo que, como dato curioso, incluía una silla que alguien habría dejado para usarla en posturas más elaboradas. Asimismo, en el solar que hoy ocupa "Brico Depôt" había multitud de lugares hábiles para cruising, que además se comunicaban entre ellos gracias a la riera que pasa por debajo de las vías del tren, que unía la zona de cruising junto a las vías por la parte superior y la de la desembocadura de la riera y la playa por la parte de nivel inferior. También existía un camino que bordeaba la carretera N-II por su parte interior, con espacios propicios también para el cruising. Y finalmente, no se debe olvidar el camino entre la parte trasera del AKÍ y la vía del tren, en el que al principio había algunos espacios más o menos discretos para lo que se terciara, además de otros tras la valla del tren, que son los que todavía he utilizado en épocas más recientes.

Casi todo eso se ha perdido y solamente queda la calle indicada por la señal en el siguiente mapa, calle que tiene una longitud de unos 800 metros y en la que cada vez hay menos lugares usados para cruising, por lo que en bastantes ocasiones se usa la misma calle, sobre todo si es de noche y hace buen tiempo.


En el punto aproximadamente indicado por la señal del mapa se encuentra un túnel que, por debajo de la vía, lleva a la hoy inexistente playa.

Entrada por la que se desciende al túnel, mediante una rampa a la derecha o unas escaleras a la izquierda

El dibujo anterior, representa esquemáticamente la entrada, que desde la calle desciende de nivel mediante escalones o rampa (que realmente es mucho más larga que la representada en el esquema) para pasar por debajo de la vía siguiendo el túnel, cuya longitud y salida final se ven en las siguientes fotografías.




















La erosión de la playa, que en los últimos años no se ha regenerado artificialmente como se hacía hasta el año 2010 más o menos, ha hecho que hoy aquélla sea inexistente y el agua llegue a las piedras que se ven en la fotografía de la salida del túnel, tanto en ese lugar como en el resto del litoral en este y otros tramos cercanos, como puede apreciarse en la siguiente foto aérea en la que la salida del túnel está señalada con un círculo rojo.


Esperemos que, si la situación económica mejora, pronto pueda llevarse a cabo la construcción de espigones estratégicamente situados para impedir la desaparición de la arena provocada por los temporales y así recuperar una playa más ancha, como la que algunos recordamos, que permitía efusiones más tranquilas por estar al abrigo de miradas inocentes y solamente expuestas a la vista de posibles navegantes.

Ésta y la de la Sauna Bruc (cuando consiga terminarla) serán las páginas más extensas entre las dedicadas monográficamente a lugares de cruising en este blog, debido a la larga trayectoria que he seguido en ambos lugares. No obstante, al ser éste un lugar de cruising que nunca ha estado realmente aislado y por no estar bajo techado y con cobro de entrada como las sex-shops o las saunas, lo más habitual en este entorno han sido pajas, mamadas y todo lo que las acompaña, pues no siempre se goza de la tranquilidad necesaria para pasar a mayores, ya que actualmente creo que es sólo factible hacerlo con una razonable tranquilidad a horas de nula afluencia de extraños al cruising porque, sobre todo en los últimos años, el espacio para cruising se ha visto drásticamente reducido.

En la siguiente relación se encuentran algunas narraciones de buenos momentos o no tan buenos en el entorno descrito. Están relacionadas por orden decreciente de fechas, de la más reciente a la más antigua, aunque no es necesario leerlas seguidas, claro. Se puede ir a una en concreto haciendo clic sobre su título en esta lista.

1/09/2016 - CORTO REENCUENTRO

30/08/2016 - RETOMANDO EL RITMO

29/06/2016 - UNA TARDE BASTANTE PRODUCTIVA, SALVO POR SU FINAL

9/04/2016 - UNA PAJA FUGAZ E INSUSTANCIAL

3/04/2016 - UN TREINTAÑERO RAPADETE DE SÓLO MAMADAS

30/03/2016 - RECUPERANDO VIEJAS AMISTADES

23/03/2016 - ALGUIEN CON MUCHA HAMBRE PERO POCAS OPCIONES

20/03/2016 - EL JOVEN DEL UTILITARIO NEGRO

18/03/2016 - UN ANCIANO DIVAGADOR

13/03/2016 - CHICO MODERNITO CON EL QUE NO LLEGAMOS A NADA SUSTANCIAL

6/03/2016 - SITUACIÓN PROMETEDORA QUE QUEDA EN NADA

29/02/2016 - ENCUENTRO INTELECTUAL

7/02/2016 - CASI UNA ORGÍA (O SIN EL CASI)

31/01/2016 - HAPPY BIRTHDAY

Noviembre 2015 - DESPUÉS DE CENAR

15/11/2015 - POCO PRODUCTIVO (PARA MÍ)

3/10/2015 - PRIMER ENCUENTRO CON "EL DE LA GRAN POLLA"

Verano 2015 - MADRUGADA CON ESCENA EXCITANTE (SOLAMENTE ESO)

8/07/2015 - SOLAMENTE MORBO

2014 - UNOS CUANTOS MAMADOS

25/07/2014 - NUEVO ENCUENTRO CON MI CONOCIDO PREFERIDO

RESUMEN (ALGO DESORDENADO) DE LOS PRIMEROS AÑOS
- El adolescente
- El ¿cura?
- El del Seat Panda rojo (que también podríamos denominar el "primer conocido habitual")
- El segundo conocido habitual o preferido
- El del Seat Toledo azul
- M. y su moto
- El del mono de trabajo
- El pasivo habitual
- El chico sudamericano
- La pareja de sordomudos
- El enanito
- Los magrebís




31/10/2016 - MAMADA  A LAS SEIS DE LA MAÑANA

Hoy he ido algo antes de lo habitual a Cabrera de Mar, a las seis de la mañana ya estaba allí con bastante hambre de polla y al pasar con el coche he visto en el lado opuesto de la calle un único coche aparcado, con su ocupante de pie apoyado en él. He seguido mi trayecto hasta algo más adelante para dar la vuelta mientras en ese momento llegaba en dirección contraria una furgoneta a la que no le funcionaba ninguna luz del lado derecho, que ha aparcado junto a la entrada del tunel. Yo, que iba dispuesto a comerme cuantas pollas pudiera, he dado la vuelta con el coche sobrepasando al coche aparcado y he aparcado algo más adelante. Me he apeado y me he dirigido a pie hacia el que había visto que estaba apoyado en su coche quien, al verme, ha empezado a andar hacia el fondo de la acera, ha tirado el cigarrillo que se estaba fumando y cuando ha llegado a un banco se ha sentado en él.

Con esa acción ya he visto que más bien iba a suceder al revés de como yo tenía pensado, pues cuando he llegado al banco nos hemos saludado y el ha confirmado mi suposición metiendo mano a mi paquete. Para justificar mi flaccidez, le he comentado que me había cogido algo de frío al salir del coche, lo que sin dejar de ser cierto no era la única causa de que no tuviera la polla bien dura como de buen seguro él estaba deseando, pero me ha dicho que claro, que era normal y eso me ha animado a sacármela aunque todavía no estuviera erecta como es debido.

Me he inclinado para morrearlo, he reparado que tenía un esparadrapo en la barbilla, lo que me ha cortado algo el morreo y cuando me he incorporado no ha dudado en meterse mi polla en la boca y empezar una buena mamada, con bastante movimiento de su experta lengua. Yo le he agarrado un pecho y su pezón por encima de su camiseta, lo que ha parecido gustarle y me he bajado pantalones y calzoncillos para que el pudiera tocarme toda la zona a placer. A medida que se me iba poniendo todo en orden como es debido le he ido propinando cortas folladas de boca, así como le he brindado mis huevos que también ha aprovechado.

He tenido que subirme de nuevo los pantalones para hacer un pequeño paréntesis cuando tres personas que venían por la acera caminando de madrugada han pasado a unos tres o cuatro metros de nosotros y supongo que, aunque no hayan visto exactamente lo que estábamos haciendo, probablemente lo hayan imaginado a pesar de la oscuridad de la zona en la que nos encontrábamos. Cuando nos han sobrepasado hemos vuelto a la mamada, en la que yo intentaba colaborar apretándole cada vez más la polla hacia la garganta y pasando a tocar su pecho y pezones directamente por debajo de la camiseta. También he bajado algo más la mano por si podía aprovechar algo más, pero el buen hombre la tenía aún más fláccida que yo al principio.

Así que he vuelto al pecho, y en estas actividades hemos estado entretenidos un buen rato hasta que le he preguntado si quería mi leche, a lo que ha respondido afirmativamente. Eso le ha hecho cambiar el ritmo, lo que me ha desconcentrado algo, por lo que se la he sacado de la boca y me he masturbado con la intención de regalarle mi semen caliente, pero él ha cambiado su posición en el banco, se ha arrodillado en el suelo y me ha lamido el tronco como ha podido, mientras yo me masturbaba hasta que me he corrido fuera de su boca, al contrarío de lo que yo había creído que él quería.

Así ha terminado nuestro encuentro, he sacado un pañuelo para limpiarme, esperando no haberme manchado la ropa, cosa que no he podido ver por la oscuridad reinante. Cuando me he subido los pantalones él también se ha incorporado, momento que he aprovechado para magrearle el culo por fuera y por dentro de la ropa, con la promesa de que la próxima vez esperaba aprovecharme de ese prieto trasero.

Me he marchado con ese buen recuerdo.


1/09/2016 - CORTO REENCUENTRO

Hoy he podido ir de nuevo a esta zona de Cabrera de Mar y, tal como esperaba pero raramente sucede, la última persona con la que contacté en este lugar en mi última visita (ver aquí) ha llegado más o menos a la hora que dijo anteayer. Esta vez nos hemos encontrado en la calle y allí mismo, en una zona menos iluminada junto a su coche, hemos tenido sesión de morreo, pezoneo, magreo y mamadas mutuas.

Hoy, con más luz y más calma se han deshecho algunas impresiones del primer día en que nos encontramos, por ejemplo había creído que era extranjero pero hoy he constatado que simplemente se trataba de un pequeño defecto de pronunciación o quizá algo más, hoy he comprobado que es un fumador compulsivo, cuando anteayer simplemente me pareció un fumador normal pero, a pesar de eso, su boca prácticamente no sabe a tabaco como la de otros fumadores, curioso. Hoy he comprobado que sabe chuparla bien y en cambio su polla no me ha parecido tan grande como me pareció anteayer, aunque sí que tiene una curvatura apreciable. También se ha marchado con urgencia, como anteayer. A ver si otro día viene más temprano y podemos gozar más del rato que estemos juntos.

Por otra parte, como he llegado bastante antes al lugar de cruising, he podido gozar de las atenciones de un chico que iba en un Mercedes, del que se ha apeado para venir tras de mí cuando he bajado al túnel nada más llegar.

Su polla competía en flaccidez con la mía, pero afortunadamente se ha arrodillado enseguida para ponerse mi pingajo en la boca, lo que la ha reanimado bastante. Entre snifadas de poppers, me la ha comido muy bien, también los huevos y cuando ha logrado ponerla aceptablemente dura la ha ensalivado aún más, ha esnifado más poppers, se ha girado y él mismo se la ha metido, ha hecho unos cuantos movimientos ad-hoc, ayudado por los míos, y al cabo de poco rato de empotrarlo contra la pared se ha sacado mi polla, me la ha ensalivado más, me ha pedido que no me corriera dentro, me ha preguntado si me faltaba mucho y cuando le he respondido que aún un rato más me ha dicho que le empezaba a doler (cuesta creerlo, pero todo es posible) y que lo dejáramos, como así ha sido. Se ha marchado y mientras yo todavía estaba subiendo las escaleras con obligada lentitud por mi lesión, ha vuelto porque se había olvidado el poppers en el túnel. Le he ayudado con la luz de mi móvil, nos hemos dado las gracias mutuamente y aquí se ha acabado el encuentro a la espera de mi "amigo" de anteayer, con el que he tenido el encuentro que he explicado al principio.

Simplemente añadir que hoy también se veía el habitual (y deprimente para mí) panorama de algunos coches aparcados con su conductor dentro, sin hacer nada más que mirar su móvil o simplemente estar ahí.

Pero, en todo caso, ojalá que el próximo día que pueda ir tenga tanta suerte con gente más lanzada, como estos dos últimos días.


30/08/2016 - RETOMANDO EL RITMO

Esta mañana a las seis me he acercado a la zona de cruising de Cabrera de Mar. Hay un coche aparcado y al cabo de poco rato aparca otro a unos metros. Como yo ya he salido del mío, voy dando un paseo hacia los coches y miro dentro por si se ofrece algo, aunque la poca iluminación no permite vislumbrar nada del interior de los coches.

En vista del poco éxito, decido irme hacia el túnel, a ver si a alguno de los demás se le ocurre seguirme. Tampoco.

Nuevo paseo, durante el que observo que el ocupante del primer coche lo abandona y se dirige al túnel. Le sigo, aunque no puedo ir muy deprisa a causa de una lesión relativamente reciente. Mientras estoy bajando, llega otro coche, aparca y su conductor viene también hacia el túnel. Pienso, ¿habrán quedado por internet?

El primero en bajar está fumando en el extremo del túnel junto a la playa, el recién llegado que parece bastante joven pasa por mi lado, me magrea un poco por encima de la ropa los huevos y la polla, pero últimamente ésta tiene un tiempo de respuesta alarmantemente largo por lo que no responde como es debido, lo que hace que aquél se desentienda de mí y se dirija hacia el que entró primero. Éste vuelve para atrás a la altura de la mitad del túnel, se para, apoya su espalda en la pared, supongo que ya lleva la polla fuera, aunque no se ve por la oscuridad, porque el recién llegado se arrodilla inmediatamente. Me voy acercando lo más que puedo, sin intervenir, y a pesar de la oscuridad se pueden observar perfectamente las siluetas y oír, cómo no, los chupeteos del caso. El chupador acaba dándose la vuelta y parece que hay una introducción o al menos un intento, pues no se ve bien, así están jadeando unos segundos para darse la vuelta de nuevo el chico y juntar su polla con la del otro durante un rato, hasta que esta vez, se cambian las tornas en lo de arrodillarse y, finalmente, también en la introducción. Dos versátiles adoptando todas las combinaciones posibles entre dos.

Al cabo de unos momentos dan por terminado su encuentro y el joven se dirige ni corto ni perezoso a otra persona, con camiseta negra y pantalones cortos que ha bajado hace unos segundos y está apoyado frente a donde estaba la pareja recientemente disuelta. Sin más preámbulos, se vuelve a arrodillar para hacerle los honores al recién llegado. El que llegó primero al túnel se marcha y yo me dirijo al mamado, que está apoyado en la pared, para comerle los pezones. Así lo hago y encuentro una respuesta inusitada, lo que hace que mi miembro viril se anime e intente hacer honor a su nombre, pero todavía le falta rigidez (habrá que buscar una solución a esto que empieza a representar un serio problema). El chupador decide dejarlo, quizá al vernos tan calientes morreándonos y comiéndonos los pezones, y yo tomo posesión de todo, absolutamente correspondido con fuertes abrazos y largos morreos, mientras le acaricio el culo directamente gracias a que ya se ha bajado totalmente los pantalones. Casi sin esperarlo, se da la vuelta y yo procuro apuntar lo mejor que puedo, pero la falta de rigidez total como sería deseable, me impide terminar, qué digo terminar, ni siquiera iniciar correctamente la faena, se vuelve a dar la vuelta y seguimos con los abrazos y morreos mientras le pajeo. También le hago algún rato de mamada, pero la exagerada curva hacia arriba de su polla (más que la mía) así como su buen calibre (también más que la mía) no me facilitan la labor, aunque él empuja su polla dentro de mi boca insistentemente. Acabo dejándolo y volviendo a los morreos y abrazos, consigo que al menos me la agarre con la mano, pero me temo que no es muy propenso a chuparla, aunque dejo un pequeño margen a la duda, pues enseguida me indica que ha de marcharse y tenemos que dejarlo. Aún así, la despedida incluye un buen rato morreando, chupando pezones y abrazándonos pero finalmente se marcha, no sin decirme, respondiendo a una pregunta mía, que acostumbra a ir a esa hora por allí.

Me hago el propósito de volver mañana.


29/06/2016 - UNA TARDE BASTANTE PRODUCTIVA, SALVO POR SU FINAL

Esta tarde la zona de cruising está desgraciadamente demasiado concurrida por personas ajenas a mis intereses.

Frente a la parte trasera del concesionario de Mercedes Benz, un trailer carga coches con una lentitud que hace parecer que no acabará nunca. De la ubicación referida, los que la conocen deducirán que el trailer está aparcado junto a la entrada del túnel, lo que molesta también bastante a mis propósitos y a los de cualquier otro que esté pensando en usar ese túnel para algo excitante.

Puesto que en el túnel no parece que haya gran cosa que hacer, me dedico a repasar a pie los coches aparcados. Entre los ya habituales conductores enfrascados en su móvil, hay uno que parece más "normal", pues está por allí a la expectativa pero sin aislarse de su entorno como los demás.

Me doy un par de vueltas por su vera, para que me vea, le miro insistentemente y acaba saliendo y dirigiéndose a uno de les bancos de la acera, a unos 50 metros de donde están unos operarios trabajando en la modificación de una parte de la misma. Definitivamente, no es el mejor día para el cruising, pero me dirijo hacia donde está sentado, nos saludamos y hacemos algún comentario sobre lo que buscamos, lo concurrido que está el lugar, etc. Yo estoy de pie, junto a él que está sentado, y procuro acercar lo más posible mis partes nobles a su cara, a ver si se da por aludido. Para mi sorpresa, no tarda en agarrarme el cipote a través de la ropa lo que me deja estupefacto por su osadía en tal maniobra a pocos metros del transportista de coches y su trailer y a menos todavía de los operarios municipales. Le indico que hacer aquello tan a la vista a pleno sol no es lo más adecuado, me ofrece su coche y nos dirigimos a él, que se encuentra aparcado también en aquel mismo lugar, por lo que seguimos estamos a la vista, aunque nuestras partes bajas están menos visibles y nos las podemos tocar directamente, desabrochándonos la ropa. Pero me da la impresión de que nuestros movimientos acabarán delatándonos, por lo que le comento al conductor que sería bueno llevar el vehículo algo más hacia atrás, para no correr riesgos innecesarios. Arranca, damos la vuelta y paramos unos cien metros más atrás, aunque no lejos hay una serie de camiones que han tomado esta calle como su aparcamiento habitual, pero confiamos en que no nos vean con detalle.

Situados ya en un área algo más tranquila, nos bajamos pantalones y calzoncillos, con lo que mi acompañante puede por fin meterse mi polla en su boca, que es lo que estaba deseando desde el principio. Así empieza y continua una buena mamada, en la que procuro ayudarle tocándole el culo con mi mano izquierda, lo que parece gustarle, por lo que sigo tanteándole el ojete hasta que le introduzco un dedo, lo que le gusta todavía más. El ritmo de mamada y de "fingering" aumenta y al poco me indica que se va a correr, se separa de mi polla, yo mantengo mi dedo bien introducido en su ojete mientras lo muevo circularmente en lo que la consabida estrechez permite, le agarro la polla y lo pajeo hasta que suelta un abundante chorro de leche blanca y espesa como no veía desde hace bastante tiempo. Con un pañuelo de papel me seco la parte de leche que ha quedado en mi mano, le doy otros pañuelos para que se seque, pues me dice que el no lleva, y yo sigo limpiándome ahora el dedo de la mano izquierda que ha quedado algo embadurnado pues al parecer el chico no es muy limpio. Satisfechos ambos, me apeo del coche y él arranca y se marcha corriendo y corrido.

De vuelta de nuevo al paseo por los coches aparcados tengo la fortuna (o eso creía) de encontrarme a un viejo conocido, el que conocí llevando un Panda rojo, comentamos lo mal que va ahora que alguien (¿Adif, Ayuntamiento?) haya arrasado las cañas en un área de unos cien metros detrás de la valla destinada a impedir el paso hacia la vía del tren y a la que se accedía por una abertura de dicha valla para practicar el cruising, me dice que han quedado todavía unos metros de cañas que son aprovechables, así que decidimos dirigirnos a ellas, salvamos el pequeño pretil sin valla y vamos andando por un camino cientos de veces transitado antes. Pero los trabajos del cortado de cañas no finalizaron con la limpieza total del lugar, sino que el suelo ha quedado alfombrado con multitud de fragmentos de caña que lo hacen muy resbaladizo. Aunque yo era consciente de lo peligroso de andar alegremente por allí, confiaba en que no lo sería tanto como resultó, desgraciadamente para mí, pues a lo resbaladizo del suelo supongo que se añadió la mala condición de un calzado muy usado y, fuera como fuera, resbalé y caí con tan mala fortuna que se me produjo una rotura muscular parcial con un dolor casi insoportable. Mi conocido, que iba delante, al oír mi grito volvió para atrás, se brindó a ayudarme a levantarme, yo procuré hacerlo por mí mismo, sin hacer fuerza con la pierna lesionada y conseguí desandar el camino hacia la valla y franquearla no sin mucho trabajo y dolor pero, al menos, comprobé que no me había roto ningún hueso, lo cual, dentro del dolor que estaba sufriendo, representó un gran alivio pues significaba que no tendría que ir una ambulancia a buscarme, con el probable descubrimiento posterior por parte de mis familiares del lugar donde se había producido el accidente. Tan afortunado fui, dentro de la desgracia, que incluso pude sentarme en mi coche, no sin mucho trabajo y dolor, arrancarlo y volver a casa. Mi conocido puso pies en polvorosa sin despedirse y una persona que estaba situada justo frente al paso de la valla, que presumo había visto toda la escena, me ignoró completamente, lo cual no sé muy bien si agradecer o lamentar.

Esto me ha mantenido fuera de los lugares de cruising durante unos meses, pues mi mala cabeza posterior al no observar todas las medidas de reposo que me dictaron, ha hecho que la convalecencia se haya alargado más de lo necesario y que no esté todavía completamente curado mientras escribo estas líneas, pero ya tengo planeado ir en breve a otro de mis lugares de cruising favoritos a ver qué soy capaz de hacer.


9/04/2016 - UNA PAJA FUGAZ E INSUSTANCIAL

Hoy solamente he podido contactar dentro de un coche con un tío que no quería correrse. 

La cosa ha empezado aparentemente bien, mostraba una buena polla, se la he agarrado y empezado a menear pero a medida que la excitación avanzaba, me dice que no deseaba correrse. Prosigo con la masturbación hasta que por imperativo de sus deseos tengo que parar. Y así termina el fugaz e improductivo encuentro.

Pero hay que conformarse, el mundo del cruising depara también este tipo de encuentros, así que me despido, me apeo del coche y decido marcharme del lugar porque se me está haciendo tarde.


3/04/2016 -  UN TREINTAÑERO RAPADETE DE SÓLO MAMADAS

Esta mañana sobre las seis y veinte en el cruising de Cabrera de Mar no había ningún coche, pero nada más llegar y aparcar ha llegado otro que antes de parar en el otro lado de la calle ha apagado y encendido las luces, para finalmente volver a apagarlas.

Dando por supuesto que era una señal, me he dirigido a él y cuando he llegado a la altura de la puerta del acompañante, el conductor, un rapadito que debía estar sobre la trentena, la ha abierto y me he sentado a su lado. Tenía ya la polla fuera, aunque fláccida, en lo que yo no le iba a la zaga pero, poco a poco, nos hemos ido calentando hasta que tanto la suya como la mía han alcanzado mejores proporciones. Él se ha bajado los pantalones y calzoncillos (suponiendo que los llevara, cosa que no puedo certificar 100%) para que yo pudiera acceder con toda libertad y no he tardado en acariciarle las piernas, polla, huevos y culo, todo bien rasurado y/o depilado. Me ha pedido que se la chupara, a lo que no he dudado en acceder, confiando en que sería recompensado recíprocamente por su parte, como así ha sido, no sin hacer previamente un ligero mohín como de desagrado (¡me encanta cuando fingen que no les gusta o que no quieren y tengo que "convencerles" para luego comprobar cómo dan rienda suelta a sus reales instintos!).

Hemos estado cerca de media hora haciéndonos magreos, mamadas y pajas mutuas, que por lo que a mi respecta iban acompañadas de esporádicas introducciones de mi dedo índice debidamente ensalivado en su culo, que parecía muy estrecho.

Sin embargo no le gustaba morrear, pero no se ha quedado corto en caricias y mamadas a mi polla y huevos, sobre todo cuando yo también me he bajado la ropa que aún impedía algo el acceso total a la zona.

Mientras le excitaba el ojete, fantaseábamos verbalmente con que me lo follaría y le daría mucho gusto, admitiendo tácitamente que ya había probado tal experiencia, aunque a mí, por la estrechez de su ojete, no me lo parecía.

A medida que pasaba el tiempo nos íbamos poniendo cada vez más calientes, él levantándose del asiento para facilitarme en lo posible el acceso a su culo, aunque solamente para tocarlo y forzar su ojete con un dedo a cambio de que se la chupara, cosa que yo hacía con mucho gusto, si se me permite la expresión, a lo que él respondía de igual manera al poco rato, aunque en este caso solamente mamando polla y huevos y sin tocarme el culo.

No ha dudado en reconocer que le costaba correrse porque venía drogado de la discoteca y en sus expresiones verbales se ha referido siempre a su fantasía (supongo) de papi y nene. Por lo tanto, yo le indicaba que el papi estaba esperando que su nene le comiera la polla entera y él no dudaba en esforzarse por tragársela lo mejor que podía, a lo que yo le ayudaba apretándole su cabeza contra mi pubis, sin que hubiera queja por su parte. Por lo que a él respecta, verbalizaba sus deseos de obtener lo mismo para que yo también se la comiera, lo que resultaba especialmente grato con una polla tan bien proporcionada y unos huevos tan lisos y agradables al tacto.

Mientras tanto, habían llegado otros coches y algunos de sus conductores se acercaban a mirar, pero por poco rato. Esto le ha puesto algo nervioso mientras que, en cambio, a mí me gustaba, pero como no ha habido muchos mirones, se ha calmado y, respondiendo a mis deseos expresados de la manera más basta posible, se ha corrido mientras yo le seguía excitando el culo.

Yo no me he corrido, confiando en que encontraría un voluntario entre tanto mirón pero, cuando se ha marchado y me he dirigido al único paseante que quedaba, uno de los que que había mirado antes e incluso se había sacado la polla frente a mi ventanilla, éste ha respondido muy secamente a mi saludo y ha seguido paseando, muestra evidente (aunque no muy educada) de que yo no era su tipo.

Me he dirigido al túnel por si había alguien más, en lo que tampoco he tenido suerte y, dándome cuenta entonces de que ya había pasado mucho rato y era hora de irme, me he marchado, muy a mi pesar por la cantidad de coches que se habían acumulado mientras tanto, entre cuyos conductores quizá podría haber encontrado alguno que satisficiera mis ganas.

En resumen, un buen rato pasado en buena compañía. Me hubiera podido correr, pero como tampoco me apetece mucho hacerlo dentro de un coche, he calculado que lo haría después con alguien más en el túnel, errando en el cálculo por la premura de tiempo y he optado por dejarlo correr (si se me permite el contrasentido), dando por bueno y suficiente el rato que he pasado de mamadas mutuas.

Otro día saldrá mejor.


30/03/2016 - RECUPERANDO VIEJAS AMISTADES

Visito el lugar al mediodía, una de las franjas horarias en las que tengo por seguro que encontraré al que he llamado en las primeras reseñas el segundo conocido habitual o preferido, al cual no veo desde hace meses. No me defrauda en absoluto, a los pocos segundos de estar en el túnel aparece sonriente avanzando desde la entrada con los brazos abiertos, hasta llegar junto a mí y abrazarme. Enseguida me busca la boca y empezamos unos largos y sabrosos morreos mientras, como de costumbre, nos vamos desabrochando la ropa y nos agarramos y manoseamos recíprocamente nuestros respectivos paquetes. 

La rutina de nuestros encuentros es prácticamente siempre la misma, muchos morreos mientras nos sacamos las pollas y nos masturbamos (él siempre me la ensaliva con la mano para darme más gusto mientras con la otra mano me acaricia el culo), de vez en cuando me come los pezones pero esta vez lo hace con inusual fuerza dejándomelos harto doloridos hasta el punto de que tengo que quejarme para que deje de mordérmelos, por lo que se excusa. No tarda, siguiendo esa rutina habitual, en hacerme inclinar hacia su tiesa, dura y bien torneada polla con el afán de que se la coma, correspondido con un no menor afán por mi parte, que conduce a la consabida mamada que pretendo mejorar en cada encuentro, pues su bonhomía y su polla se lo merecen. Me pongo en cuclillas para chupársela mejor, aunque eso implique que él deje de sobarme polla y culo, pero sirve en cambio para que me agarre la cabeza con las dos manos y me haga cortas folladas de boca que de vez en cuando me producen pequeñas arcadas. Vuelvo a incorporarme para que se adueñe de nuevo de mi culo y me meta un dedo (que supongo ensalivado por la facilidad con que entra y porque sé que utiliza mucho la saliva), a lo que yo reacciono contoneándome para intentar facilitarle la introducción  mientras me sigue pajeando y yo a él mientras seguimos besándonos.

Como era de esperar y casi de ritual, sin abandonar el morreo me va haciendo girar moviendo ambas manos para ponerme de espaldas a él, ensalivarse su polla e intentar su introducción en mi culo. Estoy seguro de que entraría si yo me lo propusiera y ganas no me faltan, pero eso de que siempre quiera hacerlo sin preservativo aleja de mí los deseos de abandonarme a su penetración y aprieto el esfínter, como siempre. Él, acostumbrado a ello, sigue masturbándome pues sabe que no tardaré en correrme, como siempre sucede a los pocos segundos de que noto la presencia de su polla en mi culo.

Me corro con ganas mientras él observa muy interesado, como hace siempre, la salida de mi fluido vital en cortos y repetidos chorros (con los años, ahora más claros y con menor velocidad), gime como si se corriera pero, también como siempre, no consigo ver ninguna evidencia de ello. Pienso que si, a juzgar por sus gemidos, es cierto que está teniendo un orgasmo sin producción de semen, podría darle credibilidad a su afirmación de que no necesita preservativo, que es la respuesta que me da cada vez que le he pedido, sin resultado, que se pusiera uno. Naturalmente, el preservativo también sirve para prevenir bi-direccionalmente infecciones de cualquier ETS, pero eso no parece preocuparle. 

Anoto mentalmente preguntarle sobre este tema en otro momento de más calma y menos prisas pero, dadas las habituales circunstancias de nuestros encuentros, no estoy seguro de que llegue ese momento. Ni que, si llega, atine a recordarlo. 


 23/03/2016 - ALGUIEN CON MUCHA HAMBRE PERO POCAS OPCIONES

Como en esta página solamente reseño aquellas ocasiones en las que sucedió algo digno de mención por uno u otro motivo (no siempre sexual), sirva este pequeño apartado como muestra de los muchos fiascos que ahorro al lector por haber resultado fallidos, haber quedado simplemente en intentos o, como en este caso, ocasiones en las que uno no está de humor, o no lo está el otro, o los ánimos se enfrían por cualquier razón o, lo que es peor, ni siquiera llegan a calentarse. 

Sucedió un mediodía, un breve encuentro con un buen hombre al que veo en el pequeño esbozo de playa del final del túnel y que enseguida se sube al mismo para meterme mano al paquete y enseñarme acto seguido un pretendidamente provocador culo.

Desgraciadamente, entre mi tiempo de "reacción" que últimamente es alarmantemente lento y carente de la suficiente potencia para levantar el pabellón tan gloriosamente como hace pocos años, el poco atractivo que me provoca la situación, que también contribuye, así como las olas que llegan a romper al final del túnel, hacen que opte por no seguir adelante, escudándome en que las olas nos van a mojar y no es prudente alejarnos de ellas para seguir con lo nuestro, pues ello implicaría retroceder hasta cerca de la entrada.

Y como ésta, multitud de ocasiones de no encontrar nada o de ser ignorado o de rondar o perseguirse sin resultado o de buscar interminablemente un sitio discreto para estar con alguien y encontrarlos todos ocupados o demasiado visibles. Valga esta simple enumeración no exhaustiva de esas situaciones que no abocan a nada positivo para dar por terminada esta explicación.


20/03/2016 - EL JOVEN DEL UTILITARIO NEGRO

Esperando sobre las 6:15 a ver si venía aquél a quien denomino en otras reseñas "el de la gran polla", con el que últimamente he coincidido en este lugar, sobre las 6:25 llega un pequeño utilitario negro con las luces apagadas. Sale un chico joven, de unos veintipocos años y de muy buena silueta que luce una incipiente perilla. Pensando que se iba a dirigir al túnel, yo me bajo de mi coche y estando todavía de pie al lado del mismo, sin haber tenido tiempo de echar el cierre centralizado, se dirige a mí y entablamos una conversación de circunstancias, le abrazo por la cintura, le morreo, le como las tetas, me agarra la polla, yo también, ambas fláccidas por el momento, le sugiero bajar, me pregunta a dónde y le indico al túnel.

Vamos hacia allá y seguimos donde lo habíamos dejado pero no tarda en apoyarse en la pared del túnel y pedirme que se la chupe. Me agacho y me la pongo en la boca todavía fláccida, lo que me hace dudar si llegará a tener una erección pues a mi juicio, dada su juventud, debería estar ya empalmado, pero afortunadamente poco a poco se va notando cierta rigidez hasta que al cabo de poco rato ya está totalmente erecta. No hace más que decir que lo hago muy bien, lo que me incita a metérmela hasta el gaznate, apretando todo lo que puedo mi boca sobre su pubis y ayudándome con mis manos que han tomado posesión de sus desnudas nalgas y las estrujan y empujan para cooperar en la follada de boca. Por suerte no la tiene muy grande lo que facilita para él la sensación de tenerla encajada en mi garganta y para mí el poder dar esa sensación sin que me cause excesiva molestia. Acto seguido aprovecho para agarrarle los huevos, pequeños, con una mano y acariciarle el culo con la otra. Sigue pregonando lo bien que la mamo y que le gusta mucho, yo me levanto, le morreo de nuevo, intento incitarle a que me la chupe él a mí, que ya la tengo a punto, pero se hace el remolón.

Nos bajamos los pantalones y calzoncillos para magrearnos mejor los culos respectivos y de pronto me agarra por la cintura haciéndome girar para ponerme de espaldas a él. Cuando ya estaba calculando mentalmente que por su calibre quizá me entraría sin mucho dolor, me agarra la polla, empieza a pajearme y noto que me pone su polla entre las piernas. El ritmo de su mano derecha es tan frenético que empiezo a tener las primeras sensaciones de que mi corrida es inminente, le digo que pare, estoy tan excitado que no atino a apretar las piernas para darle a él más gusto y con cuatro meneos más me corro totalmente mientras él sigue, dale que te pego, sin atender a mis peticiones de parar, hasta que le agarro mano y brazo para obligarle a hacerlo. Le doy un pañuelo de papel para que se limpie la mano, yo me limpio algo la polla, le doy otro pañuelo pues al parecer su mano se había llevado buena parte de la corrida y con otro pañuelo me limpio unas gotas que habían ido a parar a mi pantalón, que esta vez, por extraña suerte, han caído por la parte interior que no se nota, pues lo más normal es que se me manche por fuera. No me había dado mucha cuenta de que durante esta última parte había bajado un espectador que, a poca distancia de nosotros, estaba acabando un cigarrito con la mano izquierda, mientras con la derecha se la estaba meneando, o eso me pareció vislumbrar entre la oscuridad reinante. Cuando me hube abrochado los pantalones seguí haciéndole una paja al jovencito a quien se le había aflojado bastante la "tensión" de la polla, pero en un momento en que descansé, él también se subió la ropa, lo que aproveché para despedirme y marcharme pues se me estaba haciendo tarde, mientras aún pude ver como el chico se dirigía al espectador, supongo que con buenas intenciones, aunque por mi premura de tiempo no pude quedarme a ver como terminaba el asunto.

En resumen, un comienzo inaudito pues muy pocas veces me había encontrado con un chico de esa edad tan decidido conmigo, aunque luego enfocara más la acción para su placer, si bien finalmente se dedicó a dármelo a mí. Tenía un buen cuerpo, no solamente admitía toda clase de sobos y magreos sino que tampoco se quedaba corto en eso y no pretendía meterla a toda costa, así que lo pasé bastante bien sin necesidad de evitar intentos de metérmela que no existieron. En el lado negativo, en algún momento de las efusiones rayé mi smartwatch con la pared de hormigón del túnel, seguramente mientras agarraba y empujaba por detrás sus desnudas nalgas para darle ritmo a mi mamada. Luego, afortunadamente, he podido comprobar que solamente se estropeó el protector de plástico de la pantalla. Al final, no me fue tan mal.


18/03/2016 - UN ANCIANO DIVAGADOR

Al mediodía, varios paseos y nada, hasta que un anciano se baja al túnel, va hasta el final y se dirige a las grandes piedras que hay sobre la playa flanqueando la salida del tunel. Se la saca, yo también y nos las tocamos. Tiene una buena polla, larguita aunque no muy gorda, me pide que se la chupe pero yo hago como quien oye llover y de pronto me pregunta si me follaría a su mujer, le contesto que sí pero que si se lo ha preguntado a ella, a lo que me responde que no. Me lo temía.

Luego me pregunta si me he follado muchos culos, le digo también que sí, me pregunta si es muy distinto que follar mujeres a lo que le respondo que hay mujeres a las que también les gusta por el culo. Le comento que estaría bien que se lo propusiera a su mujer, pero ya no seguimos la conversación porque aparece un tercero en cuya compañía le dejo, pues yo tengo algo de prisa.

 
13/03/2016 - CHICO MODERNITO CON EL QUE NO LLEGAMOS A NADA SUSTANCIAL

Llego a la zona de cruising como de costumbre cuando voy por las mañanas, a las 6:15, aproximadamente y estoy completamente solo, aparcado algo más adelante de la entrada al túnel. Al cabo de unos diez minutos de espera, decido bajar del coche y pasear algo.

Cuando me encuentro por detrás de los concesionarios de coches, sobre las seis y veinticinco, se acerca un Smart que circula con las luces apagadas y observo que, al verme, se mete en el parking del Burger King que, naturalmente, no funciona a esa hora. Voy hacia el lugar y allí está, parado y esperando, me dirijo a la ventanilla del acompañante y oigo un ruido de cierre centralizado. Intento abrir la puerta pero constato que el ruido de cierre significaba que estaba cerrando, no abriendo como yo esperaba. Ante esta situación me marcho pero, cuando ya me alejaba del vehículo, baja el cristal de la ventanilla y me dice algo que no acierto a entender. Vuelvo sobre mis pasos y veo que se está tocando, yo meto la mano por su ventanilla también le toco hasta que se desabrocha el pantalón y se lo baja junto con los calzoncillos, si es que los lleva, yo sigo sobándole mientras me pregunta si quiero algo, a lo que contesto afirmativamente por si no se había dado cuenta. Me sugiere ir a otro sitio mientras le paso mi mano por debajo del culo, cosa que él no duda en facilitarme, levantándose del asiento para dejarme espacio. Le toco a placer, él insiste en ir a otro lugar como si en el lugar en el que estábamos no estuviéramos suficientemente solos, pero me niego a ir a otro sitio con la excusa, cierta, de que no tengo tiempo. Me ofrece darme su número para quedar al día siguiente pero declino el ofrecimiento.

Me marcho, no sin aconsejarle antes que no circule con las luces apagadas, pues supongo que nada desearía tanto la policía local, si se cruzara con él, que denunciar por cualquier motivo a alguno de los que estamos allí. Pero me dice que es para pasar desapercibido. ¡Pobrecillo, ¿creerá que si apaga las luces de su coche se vuelve invisible?!

Me dirijo a donde estaba aparcado mi coche, sigue sin venir nadie más y decido marcharme definitivamente. Ha sido algo menos de media hora, bastante desaprovechada. El chico parecía bien dispuesto, era bastante guapo, sobre la treintena y supongo que necesitaba algo de marcha sexual, pero tantas rarezas por su parte, junto a mis circunstancias personales, no lo han permitido.


6/03/2016 - SITUACIÓN PROMETEDORA QUE QUEDA EN NADA

Otra vez a las seis de la mañana. Bajo al túnel y me encuentro con otra persona, cerca de otra pareja en la que uno de ellos se la está chupando al otro.

Nos magreamos a placer y nos pajeamos la primera persona y yo, pero ya que estamos tan cerca de la otra pareja, me giro y le ofrezco mi polla al que está chupando, que me atiende sin que le insista, intento yo acariciar al que estaba conmigo y al mamador, pero éste me abandona al poco rato y vuelvo a dedicarme al primer ligue, que me ha estado tocando el culo mientras el otro me la chupaba y ahora concreta más los toqueteos presionando con el dedo en mi ojete, todo ello por encima de la ropa, ya que solamente me había sacado la polla de su habitual lugar de descanso.

Los otros dos se marchan y en breves momentos se deshace el morbo y nos marchamos todos. Ni recuerdo si me corrí o no.


29/02/2016 - ENCUENTRO INTELECTUAL

Un día a media tarde en que tenía que hacer una gestión cerca de allí, decidí pasarme por el lugar durante unos minutos a ver si caía algo. No llevaba mucho rato paseando por la acera cuando llegó un automóvil de gama media, rojo descapotable (aunque con la capota puesta) conducido por un tipo de mediana edad que aparcó cerca de donde yo estaba. Le saludé y enseguida me invitó a subir al coche, invitación que acepté de inmediato. 

Primero mantuvimos una conversación de circunstancias sobre lo que hacíamos por allí y lo que esperábamos de la tarde, mientras nos tocábamos los muslos y adminículos cercanos. De vez en cuando, mi contertulio me morreaba, lo cual acostumbra a gustarme pero, en aquel momento, con luz de día, aparcados en plena calle (aunque poco transitada) y tan repetidamente, me incomodaba, aunque nos estuviéramos ya agarrando recíprocamente nuestras pollas respectivas. Así estuvimos un buen rato, de cháchara y morreo. Una experiencia interesante pues en ese lugar no he tenido casi nunca ocasión de conversar tanto rato con nadie y menos de temas ciertamente interesantes como casi todos los que fueron fluyendo en la conversación, a la vez que manoseaba una polla y me hacían lo mismo con la mía. 

Cuando ya llevábamos bastante rato así, pensé que debía hacer algo para que el encuentro pasara a una nueva fase y para facilitarle/facilitarme las cosas me bajé pantalones y calzoncillos, esperando que tácitamente comprendiera que sus próximas actividades no debían ser tan visibles desde fuera del coche y, efectivamente, tal como lo esperaba, aceptó como si él mismo lo hubiera estando esperando, que tenía que bajar la cabeza para mamármela. 

La mamada duró bastante, con distintos ritmos, variantes (lamida, succión, etc.) y distintos niveles de introducción en la boca intentando comérsela entera, aunque no llegó a conseguirlo completamente como me hubiera gustado. Además, en los descansos el insistía en los morreos, en total un rato muy gratificante pero, como todo, llegó al fin esperado, por lo que a mí respecta. Él no se había corrido ni pidió hacerlo, por lo que, después de otro rato de conversación, me despedí de él y reanudé mi interrumpido paseo, ya pensando en que debería marcharme en pocos minutos.

Cuando estaba cerca del túnel, vi que el coche rojo descapotable estaba aparcado cerca de la entrada por lo que pensé que tendría que prescindir de mi primera intención, que era la de bajar, para no volver a encontrarme con la misma persona. Pero no había tenido tiempo de darme la vuelta cuando esta persona apareció por las escaleras. Volvimos a saludarnos y le faltó tiempo para informarme de que en el túnel había alguien al que me podría follar si bajaba. Yo ya había tenido bastante físicamente con la corrida de su mamada, quiero decir que por mi edad y por el poco tiempo transcurrido desde la corrida anterior no me veía capaz de intentar una segunda corrida y menos con penetración, por lo que aduje la falta de tiempo que le había comentado en la larga conversación que habíamos mantenido antes y me marché. Supongo, por su expresión, que se quedó algo frustrado pues quizá esperaba verme follando o ver al del túnel como era follado, de otro modo no me explico por qué su interés en que me follara a alguien que me quedé sin saber quien era.  


7/02/2016 - CASI UNA ORGÍA (O SIN EL CASI)

Dedicado a mi amigo de fb "Ximo"

Dramatis personæ
Por orden de aparición:
El primer automovilista
Un servidor
El joven
El animador/director de escena
El de la gran polla

Por orden de tamaño de polla, de menor a mayor:
El joven y el animador/director de escena, ex-aequo, menor que la media
El primer automovilista, más o menos en la media
Un servidor, también más o menos en la media tirando a gordita
El de la gran polla, lo que su propio nombre indica

Tiempo real aproximado, unos veinte minutos

Aquella mañana de principios de febrero, al llegar sobre las seis y cuarto al cruising de Cabrera de Mar la lluvia estaba dando una tregua y solamente había un coche, que se marchó cuando yo me acercaba a él caminando.

Casi simultáneamente llegó otro coche cuyo conductor, calvo, con barba y de una estatura y edad similares a las mías, bajó y se dirigió a las escaleras de acceso al túnel, al tiempo que yo bajaba por la rampa del lado opuesto, sorteando la multitud de inmundicias que desde hace tiempo se acumulan en rampa, escaleras y túnel gracias al incivismo de muchos y a la desidia municipal, a partes iguales. Cuando nos encontramos abajo y mientras nos tanteábamos con la mirada, se encendió dentro del túnel la luz de una linterna que llevaba un chico de unos veinte años que no habíamos visto hasta ese momento, el cual se dirigió a mí preguntándome si quería que me la chupara.

En un primer momento no le contesté ni sí ni no porque, por lo directo de la pregunta y la juventud del chico, pensé que quizá era un chapero, aunque reconozco que casi nunca he encontrado chaperos en ese sitio y la hora tampoco parecía la más propicia para ello, pero el hecho de que me superara ampliamente en estatura no ayudaba a aliviar mi inquietud. No obstante, al estar ya tan cerca, pude detectar un inconfundible olor a alcohol en su aliento lo que, aunque no me tranquilizó del todo pues podía ser igualmente un chapero bebido, me hizo concluir en que parecía más probable que fuera un chico que estaba muy caliente después de una noche sin mucho éxito (o con poco éxito para lo que necesitaba su cuerpo serrano) y tenía ganas de rematar la fiesta antes de que amaneciera del todo.

De hecho, a todo esto el chico ya me estaba magreando con ganas el paquete y, aunque me hubiera gustado morrearlo, el mencionado olor a alcohol surtió al principio cierto efecto disuasorio que, cosa rara en mí, me hizo desistir de una de las cosas que más me gustan. Quizá si hubiera tenido la serenidad suficiente para poder pensarlo, habría pasado por alto el secundario detalle del alcohol y me habría dedicado a comerle la boca, pero ya no tuve esa opción pues el chico mientras tanto no había perdido el tiempo y había conseguido que se me fuera poniendo dura, cosa que debido a mi edad me cuesta algo al principio. Yo también le sobaba a él que, sin esperar a más, al notar ya unos indicios de rigidez en mi polla hizo ademán de sacármela, cosa en la que le ayudé de inmediato por lo que en menos tiempo del que se tarda en contarlo ya me estaba haciendo una mamada bastante experta, ante lo cual el automovilista que había bajado conmigo al túnel se marchó, momentáneamente por lo que pude comprobar luego.

No tardó mucho en llegar otro partícipe que enseguida asumió el papel de animador, es decir, animaba al chico a comerla bien, toda entera como yo le pedía, mientras le iba desnudando de cintura para abajo para magrearle el culo. La aparición de este nuevo participante le dio bastante más morbo y cierta alegría a la situación, pues verbalizando en voz alta tanto mis deseos como los suyos (supongo) en forma de instrucciones y frases de ánimo al chico joven, que se estaba esmerando con ganas, rompió el típico silencio de estos encuentros que no estoy acostumbrado a que se rompa más que por algún quedo murmullo, lo cual fue un cambio bastante excitante de la rutina habitual en estos trances. Al poco tiempo nos indicó a los dos que subiéramos por la rampa hasta la mitad de la misma, no sé muy bien con qué objeto, quizá para que yo quedara algo más alto que el chico y así facilitarle la mamada o para salir del campo visual de posibles observadores que pudiera haber a nivel de calle, no sé.

Así estuvimos un ratito, mientras él le calentaba el culo al joven con mano y dedo o dedos. El chico interrumpió momentáneamente la mamada para decirle que se pusiera preservativo, quizá pensando que se lo estaba follando, pero él le tranquilizó diciendo que no se preocupara, que no le estaba metiendo nada que necesitara preservativo, pero al mismo tiempo preguntándole si llevaba alguno para que yo me lo follara, según él para darle más gusto porque era el que la tenía más gorda de los dos, cosa cierta aunque eso no signifique que la mía vaya mucho más allá de la media habitual. Ese aparente altruismo a mi favor creo que más bien se debía a que probablemente sus preferencias personales estuvieran más del lado de la pasividad que de la actividad, como luego se pudo comprobar.

No se aclaró si el chico llevaba o no preservativo pero mientras tanto, como afortunadamente la temperatura no era muy baja, el animador además de bajarle los pantalones, también le había levantado jersey y camisa con lo que mostraba un delgado y desnudo cuerpo muy apetecible y seguía inclinado sobre mi polla devorándola, mientras el animador también se había descubierto el pecho y también se había sacado la polla. Esto nos permitía a los dos gozar táctilmente del chico, dándole gusto asimismo a sus pezones, a su espalda y a su culo, a la vez que el animador recibía placer por mi magreo de sus pezones, alternado de vez en cuando con chupadas y algún mordisco. Yo seguía recibiendo placer en la polla, pausado de vez en cuando para que el chico también se la pudiera chupar al animador y así, todos contentos.

Seguimos durante unos pocos minutos, el chico mamando incansablemente y los demás también a lo nuestro, y cuando ya estaba pensando en darle la vuelta al chico para follar con él, mientras mentalmente me preguntaba si alguno de ellos llevaría algún preservativo, pues yo no llevaba, hete aquí que llegó un cuarto, que hizo que cambiara totalmente el argumento de la obra.

El recién llegado era un chico treintañero, con gafas, al que ya había visto en otras ocasiones, una a solas con él, otra no hacía mucho con otros participantes y otra, tres meses atrás, en la que estaba inmerso en otra orgía en la que no me dejó participar mucho. Este chico está agraciado con una polla de reglamento, bastante más grande que la mía y que provoca en todo el que la ve unas ganas irrefrenables de comérsela con la boca y/o con el culo. Nada más llegar se la sacó gloriosamente erecta y esplendorosa, lo que provocó la habitual expectación a la que supongo que ya está acostumbrado, con el resultado de que mi polla empezó a compartir los honores de la boca del chico con la suya, mientras el animador jaleaba al chico, primero para que se metiera aquel prodigio natural en la boca junto con la mía, cosa imposible, por lo que tuvo que alternarlas al principio para, al poco rato, ante la evidencia de que aquella polla necesitaba dedicación exclusiva, dejar relegada la mía a un segundo término, pajeada por el animador, mientras la otra recibía todos los merecidos cuidados y zalemas de la boca del chico.

No tardó mucho el animador en preguntarle al recién llegado si traía algún preservativo, la respuesta fue afirmativa y en cuanto apareció el sobrecito le dijo al chico que se diera la vuelta para recibir la gran polla (yo ya había perdido toda opción, lo comprendo). Al ver el color rosado del preservativo, el animador dedujo, supongo que correctamente, que el preservativo era de fresa lo que le comunicó al chico para que esperara y se dedicara de nuevo a mamarla con el condón puesto y, a la vez, lo lubricara más con su saliva para facilitar lo que le esperaba. Luego, el chico no dudó en volverse y situarse bien para empezar a recibir aquella polla de campeonato, lo que redundó en que la mamada volviera a mi polla y con total comodidad al no tener que compartir boca. Pero por poco rato porque, mientras tanto, había bajado el automovilista con el que me había encontrado al principio. Cuando el joven se dio la vuelta y dedicó su boca a mi polla mientras ofrecía su culo a la otra, el recién llegado se acercó para darle también de mamar, pero esta vez le resultó más fácil al chico contentar a dos pollas a la vez. El de la gran polla, apoyado de espaldas en la pared, en la posición que parecía ser la suya habitual por lo que yo ya había observado otras veces, consiguió metérsela al joven hasta el fondo y así estuvimos un rato, mientras el animador nos iba metiendo mano a todos, yo le chupaba las tetas, etc. y los folladores seguían con lo suyo, más gracias al trabajo denodado del chico que del follador, que según me pareció se contentaba con que el chico le diera gusto con sus movimientos sin hacer él gran cosa más por su parte que poner la polla, lo que dada la envergadura de la misma no era poco.

En un momento dado, el chico debió considerar que ya tenía bastante (ignoro si se había corrido o no, aunque diría que no), se incorporó, se recompuso la ropa y se fue. Entonces, viendo que aquel gran pedazo de carne se había quedado huérfano, tras tener un diálogo conmigo y con el propietario de la polla para expresar sus dudas sobre si sería capaz de alojarla toda en su culo y tomando como excusa mis palabras animándole a intentarlo para aprovechar una ocasión que no suele presentarse todos los días, hizo como que solamente quería probar que tal iba y, ni corto ni perezoso, se aplicó la polla a su culo, al principio con algo de trabajo y un par de intentos fallidos, pero al final, sin prisa pero sin pausa, pude ver como se iba introduciendo inexorablemente hasta conseguir calzársela toda completamente hasta los huevos. Los gritos que daba eran memorables y casi daban envidia, así como verle culear entre ansioso y temeroso. El último que se había incorporado al grupo, el de la barba, le metió también su polla en la boca, pero no duró mucho porque tras unos pocos lametones, la sacó para terminar manualmente el trabajo bucal, por lo que también se fue, en ambos sentidos. Yo aproveché la boca libre del animador que no dejaba de decir, entre jadeo y jadeo, lo mucho que disfrutaba y le amordacé con mi polla, con lo que los gritos del animador quedaron como en sordina, lo que daba aún mucho más morbo a la situación. Como era de esperar con tanto morbo, el animador acabó corriéndose. Como su macho no se corría, le quitó el preservativo para seguir con una mamada mientras yo también me corría. Los dejé con la mamada, el animador pidiéndole al otro que se corriera de una vez porque se cansaba de tanto trajín, el otro con la polla, dura que dura, asegurando que se correría y deseándoles por mi parte que todo acabara bien, me marché.


31/01/2016 - HAPPY BIRTHDAY

Ya apuntan las primeras luces del día cuando, a mi madrugadora hora habitual, aparco en la calle del cruising y me dirijo al túnel. Allí me doy cuenta de que ya está montada una escena muy prometedora, aunque casi invisible por la oscuridad que los albores del día todavía no ha roto en el interior del túnel. Un chico, que luego veré que es bastante joven, se la está mamando a otro que está apoyado en la pared del túnel. En la otra pared, otra pareja no tan joven está enfrascada en la misma actividad, en la que uno, con barba de dos o tres días, se la está mamando a otro, con barba más cerrada. Paso por en medio de las dos escenas intentando no molestar y me la saco por si alguno de los mamadores tiene más hambre, pero no tengo ningún éxito.

No pasa mucho rato hasta que el de la barba cerrada se corre y se marcha, dejándome su mamador a mi disposición, por lo que le muestro mi polla y no duda en amorrarse. Mientras tanto, la otra pareja se mueve, el que estaba mamando se incorpora y el que estaba apoyado en la pared lo agarra por la cintura en el clásico gesto de hacerle girar para, después de calzarse un preservativo, pasar a follarlo, lo que para el chico joven quizá va a representar algún esfuerzo, pues he reconocido a su hasta entonces mamado como "el de la gran polla", cosa que me hace acercarme para admirar como consigue calzarse al chico joven, no sin algún intento previo, hasta conseguir meterla toda en aquel ávido culo.

Mi mamador y yo estamos admirando aquel buen polvo mientras nos sobamos, cuando el mamador me dice refiriéndose al joven, "es su cumpleños". Yo le felicito por aquel regalo de cumpleaños que le estaba penetrando el culo desde hacía unos instantes, pero él no responde porque está enfrascado en facilitar la tremenda follada que está recibiendo. Me acerco a su cabeza, por si quiere completar el festejo con una segunda polla simultáneamente por la boca, efectivamente la toma después de unos tanteos y de que mi mamador le jalee para que lo haga pero, ya sea por el ímpetu de los empujones que recibe o porque no le apetece, acaba abandonándola a las pocas chupadas. Entonces, yo le agarro la polla a mi mamador para dársela en lugar de la mía, pero éste rechaza la acción diciéndome "no, eso no, es como si fuera mi hijo". Sorprendido por esa afirmación (si era "como si fuera" y estaban ambos compartiendo morbo en aquel lugar, no alcanzo a comprender tantos remilgos), opto por seguir dándole mi polla al mamador, pero "el de la gran polla" se corre y la magia y el morbo que segundos antes imperaban en aquel lugar empiezan a desvanecerse cuando la saca, se quita el preservativo, se la limpia y se marcha.

El chico parece que sigue caliente (y supongo que aliviado al haber dejado de sentir aquella gran presión en el culo), le vuelvo a ofrecer la polla, que esta vez admite algo mejor, pero los comentarios de su compañero sobre lo bien que se lo habían pasado aquella mañana parece que van en la vía de dar por terminado el encuentro y, efectivamente, el chico deja de mamármela, todos nos recomponemos la ropa, nos besamos para despedirnos y nos vamos.

¡Al final, no he caído en preguntarle al chico cuantos años cumplía y me he quedado sin saberlo!


Noviembre 2015 - DESPUÉS DE CENAR

Después de una cena con un grupo de amigos y conocidos, a finales de noviembre y cerca de las dos de la madrugada, me acerco al lugar habitual de cruising en Cabrera de Mar. Como la noche es muy apacible y nada fría, me bajo del coche para ver de cerca al personal que también está aparcado. Como de costumbre, la mayoría de conductores están más interesados en su móvil que en lo que sucede o podría suceder a su alrededor, en la calle.

Pero en uno de los coches aparcados veo a un tipo, que aparenta entre veinticinco y treinta años, con las ventanillas bajadas, lo que hace suponer que quiere guerra. Me acerco y como veo que se está masturbando le hago señas de entrar en el coche, a lo que accede, por lo que me siento en el lado del acompañante. Se la agarro y me la saco casi simultáneamente y él empieza a mamármela de inmediato. Sigue así un buen rato, yo intento masturbarle pero tan pronto se le pone dura como se le afloja, aunque yo procuro no abandonar para agradecerle lo bien que me lo está haciendo pasar.

En un momento de descanso me doy cuenta de que un muscul-oso se había acercado a mi ventanilla y, ante el espectáculo que se ofrecía a sus ojos, se había bajado los pantalones y el tanga o jock-strap, no lo distingo bien, para mostrar una polla de reglamento, gruesa y dura aunque no muy larga, afortunadamente para mí como ahora se verá. Al ver aquel don de la naturaleza tan cerca de la ventanilla, giro ostentosamente la cabeza hacia él que, ni corto ni perezoso, no tarda ni un milisegundo en introducir aquella grandiosa polla por mi ventanilla por lo que ante tal ofrecimiento, que hubiera sido una desconsideración rechazar, me aplico a darle el mayor placer posible y por sus jadeos parece que le gusta, aunque a mí me cuesta acoger en la boca ese gran calibre. Como en algún momento se me escapa de la boca, el procura metérmela de nuevo diligentemente y aprieta todo lo que puede aunque, entre que no es muy larga y que yo estoy en posición ventajosa pues no puede obligarme a tragármela toda como seguramente le gustaría, aún puedo conservar una medianamente digna compostura sin llegar a un gagging extremo. Mientras el conductor se pone de nuevo a su trabajo conmigo, en mi lado del vehículo el muscul-oso ya no puede aguantar más y aparta rápidamente su polla de mi boca para correrse contra el muro de la valla del tren que hay a poca distancia, en la acera.

Me alegra no haber perdido la práctica ni las ganas y me reconforta que alguien lo haya podido experimentar conmigo con tan buen resultado. Pero mi compañero no debe sentir lo mismo porque ha vuelto a dejar de mamármela (la verdad es que su postura era algo incómoda). Intentando animarle, sigo tocándole la polla, los huevos y el culo, mientras él se levanta del asiento para facilitarme el toqueteo. Pero no tardo en empezar a deducir que por ese camino tampoco parece que vaya a obtener mucha cosa más, así que mientras pienso en algo nuevo para animar más al colega, de pronto se acerca un paseante y también introduce su polla por la ventanilla del conductor para darle de mamar, cosa a lo que se aplica de inmediato con lo que parece que pierde interés en lo que yo pueda ofrecerle ya que está plenamente dedicado a la nueva polla, aunque sigue aceptando mis caricias.

Parece que aquel coche se ha transformado en un self-service de mamadas, aunque ya lo era un poco cuando llegué yo. El nuevo mamado parece que no tiene la polla muy grande y dado que no hay mucha luz intento tocársela para comprobarlo, pero me rehuye cada vez que lo intento, parece que es una de esas personas refractarias a los maduros o muy maduros como yo, que todavía no ha caído en la cuenta de que la polla es un elemento bastante ignorante que no distingue entre unas manos o una boca de joven de otras de maduro, siempre que sean utilizadas con maestría y acordes con la circunstancia. Pero debo conformarme con tanta negativa, confiando en que algún día esa persona también llegará a mi edad y recogerá los mismos menosprecios que yo recojo de vez en cuando de personas como él.

Acabo apeándome del coche, sigo con el paseo y como la mayoría de conductores siguen enfrascados en sus móviles me dirijo al túnel, cuando pasa un coche de la policía local. Aunque no se para, no me apetece seguir por aquí con ese coche rondando, así que vuelvo a entrar en mi coche y me marcho antes de que vuelva a pasar.

Unos minutos bastante bien aprovechados, aunque me ha faltado una corrida como es debido.


15/11/2015 - POCO PRODUCTIVO (PARA MÍ)

El cruising de esta mañana pasadas las seis, en el túnel de Cabrera de Mar ha sido muy productivo para algunos, aunque no tanto para mi.

Nada más llegar me he encontrado con otro de mi edad que enseguida me ha echado mano al paquete, a lo que yo he respondido igual, si bien a él se le ha puesto gorda antes que a mi, que aún estaba muy frío de haber salido calentito del coche y encontrado con una temperatura exterior bastante baja. Nos hemos pajeado mutuamente hasta que se ha corrido, dejándome la mano copiosamente pringada. Se ha ido dejándome con la polla fuera y aún no dura del todo, mientras yo procuraba limpiarme.

Cuando me iba a marchar, han bajado tres tíos jóvenes que parece que iban ya con alguna idea preconcebida pues uno de ellos se ha apoyado en la pared mientras los otros dos le sacaban la polla y se la turnaban entre ellos con la mano y con la boca mientras él no perdía oportunidad de tocarles el culo a cada uno cuando lo tenía al alcance. La cosa se ha ido calentando con varias poses muy audaces, como la de los dos pasivos de espaldas al macho, agarrándole la polla y huevos mientras se morreaban y él les sobaba el culo a placer. Finalmente uno de ellos se ha puesto más a tiro, el macho se ha calzado un preservativo y poco a poco se la ha ido metiendo al otro, que se inclinaba para facilitar la introducción y, a su vez, chupársela al tercero. Las embestidas han sido gloriosas, un polvazo intenso y relativamente largo para lo que se acostumbra a dar en este lugar, el tercero ha acabado corriéndose y se ha ido, mientras los otros dos han seguido follando hasta que el activo la ha sacado, se ha quitado el preservativo y la ha metido en la boca al otro para acabar corriéndose allí, corrida totalmente aprovechada por aquella ávida boca.

Se han ido los dos dejándome con la polla tiesa y sin permitirme participar, así que, como no venía nadie más, me he marchado. Aún he podido ver como el activo se metía en su coche y daba todavía tres o cuatro vueltas a lo largo de la calle, como si buscara algo más. Se trata de una persona que ya había podido ver en acción en la escena que relaté en el post inmediato anterior, y que seguiremos denominando como "el de la gran polla", pues ese es su trazo más distintivo, un cipote largo y grueso de los que entran pocos en docena y que hacen babear a más de uno y más de dos.

Finalmente, como no había nadie más, se ha ido y yo también, pero infinitamente más frustrado que él.


3/10/2015 - PRIMER ENCUENTRO CON "EL DE LA GRAN POLLA"

Esta mañana, aún oscuro, he podido dedicarme un rato al cruising en Cabrera de Mar, coincidiendo con un momento en que la lluvia había parado.

Al llegar al sitio había un chico dentro de su coche, dos más caminando y un tercero apoyado en su coche, por el lado de la acera.

Mientras aparcaba, uno de los "paseantes" se había subido a su furgoneta pero permanecía en el lugar, mientras el otro se había desplazado al paso subterráneo. Paso junto a la furgoneta y miro al chico que está en el asiento del conductor pero no muestra nada ni se interesa por nada, así que me dirijo al que estaba apoyado en su automóvil, fumando. Al acercarme observo que es más bien de mediana edad y viste un pantalón de chandal, señal inequívoca de estar dispuesto a bajárselo rápidamente en caso necesario, pero al saludarle y preguntarle me dice que mejor que no. Ya estoy acostumbrado a ser rechazado por mi edad, así que me aparto sin insistir y observo que aparece el que había ido al paso subterráneo y se acerca al que sigue apoyado en su coche. Mientras, yo vuelvo a dirigirme a la furgoneta, a ver si cae algo, pero sin resultado. Al volver de la furgoneta, veo que el que salió del paso subterráneo y el que estaba apoyado en el coche se han dirigido a un lugar más oscuro de la calle y el primero, con los pantalones bajados, se la está mamando al segundo.

El coche que desde el principio estaba aparcado con su conductor dentro arranca y se marcha.

Mientras tanto, los dos que estaban enrollándose han cambiado de posición y ahora es el del chandal quien se la está chupando al otro. Aunque parecía que este último se había bajado los pantalones para facilitar alguna cosa más, se va consolidando la mamada que le está haciendo el del chandal y al poco rato el mamador se levanta y se da la vuelta, poniendo su culo a disposición de la polla lubricada con su saliva, que lo aprovecha al momento, dando lugar a los clásicos movimientos, facilitados porque el del chandal se apoya en el respaldo de un banco.

Llega otro coche, cuyo conductor baja y se dirige de inmediato hacia donde están enrollándose los otros dos y sin dudar se saca la polla y la ofrece a la boca del hombre del chandal que, impaciente, da un paso adelante obligando por tanto a moverse también a su follador. El recién llegado, que luce una polla de gran calibre (y longitud) le aprieta la cabeza hacia abajo para introducirle la polla hasta la garganta, dejándolo descansar sólo un breve instante de vez en cuando. Yo me acerco también con la polla en ristre pero el trío está ya llegando al paroxismo, el primero en correrse es el recién llegado, luego el follador vuelve a darle polla por la boca al del chandal para acto seguido pajearse frente a su cara, pero en el último momento desvía el chorro al vacío, frustrando las ilusiones del que, por la cara que ponía con la boca abierta y la lengua fuera, creo que esperaba recibir el caliente chorro.

Como mientras tanto había empezado a llover de nuevo y ahora ya está arreciando mucho más la lluvia, se disuelve el grupo y yo me marcho, a la media hora de haber llegado, caliente y sin haber rascado nada, pero al menos habiendo visto muy de cerca y casi participado en una buena escena de trío.

No siempre va a ser todo perfecto, otra vez será ...


Verano 2015 - MADRUGADA CON ESCENA EXCITANTE (SOLAMENTE ESO)

En esta ocasión, sobre las 6 de la mañana, llego a la zona de cruising cuando empieza a despuntar el día. No se ve a nadie por la calle, pero hay coches aparcados, vacíos, por lo que me dirijo al túnel.

Y, tal como esperaba, allí encuentro algo que, en este caso, supera mis expectativas, aunque finalmente no signifique para mí nada que me afecte directamente, por lo menos en lo que se refiere a participación.

Se trata de un trío de chicos que están haciendo un ídem.

Todos van  con pantalón de deporte, aunque uno de ellos ya ni lo lleva puesto. Uno de ellos está apoyado en la pared, sin camiseta y con los pantalones a la altura de los tobillos, mientras frente a él, hay otro en cuclillas, desnudo, que se la está chupando. Ambos son bastante jóvenes y el tercero es otro ya maduro (pero menos que yo) que, también agachado, está masturbando al anterior.

El masturbador de vez en cuando profiere algunas frases relativas a lo que está sucediendo, por ejemplo animando al que está desnudo a que se esmere en la mamada o refiriéndose al que está apoyado en la pared con la definición de que "sabe mandar". Ignoro si ha habido alguna escena anterior que justifique ese adjetivo tan concreto, pero ni siquiera me da tiempo a averiguarlo porque a los pocos minutos se deshace el trío, todos se marchan y yo hago lo mismo.

En una ocasión posterior me encontraré de nuevo al que ahora estaba desnudo y al maduro que, al parecer, son amigos.


8/07/2015 - SOLAMENTE MORBO

Aprovechando una rara circunstancia doméstica he podido ir a las 23:40 al cruising de Cabrera de Mar. Lo de siempre, bastante tío dentro de su coche mirando su móvil, acojonante modo de hacer cruising. Al final, en una hora, multitud de gente pasando en coche a marcha lenta, pocos parándose y aún menos bajándose del coche. Como resultado, un sobeteo en la acera al unico viandante peatón, con comida de pezones y un poco de mamada a petición hasta que el otro se ha corrido, luego en el paso subterráneo recibida una mamada sensacional, huevos incluidos, hasta que también se ha corrido el mamador, después otro peatón que ha dicho que no tenía el cuerpo para nada (pero estaba ahí) y al final un intento con un chico joven con barba acabado de llegar, pero que ha ignorado mi saludo por lo que no se ha dejado ni abordar. Además, como a mí ya se me hacía tarde, he decidido marcharme. 

Para la hora que era, esperaba mejores resultados pero al menos no he parado de gozar del morbo del cruising durante esa hora, ya que hacía tanto tiempo desde la última vez, que ni me acordaba de esa sensación.


2014 - UNOS CUANTOS MAMADOS

Hubo una temporada, en el 2014, en que se me metió en la cabeza ir por esa zona una vez anochecido en invierno durante unos cuantos días seguidos, solamente para mamar pollas dentro de coches dando rienda suelta a una vena de putilla que descubrí entonces y que no he cultivado más, de momento. He aquí lo que hice hasta que me cansé de hacer de puta gratis:

- Un chico de mediana edad, conduciendo un coche rojo, me invitó a subir y aparcó en una calle lateral debajo de una señal de prohibido parar. Allí se lo hice pasar muy bien, le gustó, pero como no quería correrse para poder cumplir bien con su pareja aquel día que era sábado, terminamos antes de que llamara la atención de alguna autoridad por la infracción del Reglamento de Circulación que estuvo cometiendo todo el rato. Tenía buena polla.

- Otro día me hizo subir a su SUV otro tipo. En este caso, como su polla estaba algo por debajo de la media, fue bastante cómodo y creo que se quedó con las ganas de chupármela pues, aunque nos pasamos a la parte trasera algo más espaciosa, a mí se me estaba haciendo tarde y no quise alargarlo más, haciéndole correr con mis artes mamatorias.

- Una de las ocasiones fue con alguien que ya pasaba la mediana edad y que me llevó en su coche al parking casi vacío de Carrefour (era domingo) donde nos la mamamos mutuamente.

- En otra ocasión, me subí a otro SUV, esta vez conducido por un extranjero, pero no acabó de gustarme la persona, ni la polla, ni la situación y me apeé al poco rato.

- También otro extranjero, en un coche familiar, parecía que quería algo, me subí, le estuve toqueteando, pero la cosa tampoco cuajó.

- La mejor ocasión de esos pocos días de mamadas fue cuando encontré a D., un chico bastante joven que me dijo claramente que sólo quería que se la chuparan, casi como pidiendo perdón, por lo que me pareció que se merecía un voto de confianza. Me indicó un lugar no muy lejos de allí, seguí a su coche, un todo terreno Mercedes, hasta aquel lugar que resultó ser un patio de carga de unas empresas aparentemente abandonadas, muy bien situado para no ser visto desde la calle. Allí mismo configuró el interior de su vehículo plegando los asientos y colocando una plataforma metálica desplegable encima de los mismos con lo que quedó una superficie enmoquetada como la de una pequeña habitación. Allí pudimos tendernos como en una cama y chuparnos mutuamente, a pesar de que me había dicho que solamente quería que se la chupara yo. Intenté tocarle un poco el culo, pero no le gustó mucho. Al final, terminó corriéndose muy a gusto con mi mamada y nos despedimos no sin que me recordara que aquello había sido algo puntual y que no me hiciera ilusiones. Yo no me había hecho ninguna, pero eso me hizo pensar en si realmente estaba convencido de ello mientras me lo decía o intentaba provocar mi protesta. Pero como le confirmé que había descrito muy bien la realidad, nos despedimos amistosamente sin dar lugar a nada más. Efectivamente, nunca más he vuelto a verle. Pero debo confesar que me hubiera gustado.


25/07/2014 - NUEVO ENCUENTRO CON MI CONOCIDO PREFERIDO

Esta vez el encuentro no fue en la zona central de cruising, sino que se produjo en el extremo de la calle que toca al AKÍ, por el camino de tierra que bordea la vía. Allí hay alguna oportunidad de vez en cuando, pero no había entrado porque es un lugar muy incómodo si ha llovido y a veces pasan coches por un camino que no es muy ancho, por ello me encontraba cerca de la entrada al camino, cuando apareció el que he denominado en otro lugar el segundo "conocido habitual", un viejo conocido que sabe morrear como nadie y también sabe pajear muy bien, aunque no le gusta chuparla (al menos a mí, no sé si a los demás tampoco), sino que se la chupen y meterla.

Siempre que nos encontramos, me siento transportado al séptimo cielo, me abraza amorosamente por la cintura y no para de besarme en la boca, en la oreja o en las tetas, mientras me menea la polla, mojándola manual y previamente con saliva, o me magrea los huevos o me busca el ojete con la mano o con la otra mano inclina mi cabeza hasta que me pone la boca a la altura de su capullo para que proceda a mamársela, cosa que hago siempre sin hacerme rogar. 

Es la única persona a la que dejo que actúe conmigo como si yo fuera de su propiedad. Con un gesto me indica que pase hacia el camino de tierra y vamos buscando algún lugar que esté al abrigo de miradas indiscretas y en el que no corramos peligro de que nos arrolle un tren. Finalmente entramos tras la valla de protección de la vía por un espacio en el que está abierta y pasamos al clásico ritual que ya he relatado. Al cabo de unos minutos, para facilitarme la mamada se sube a la peana de cemento de un poste del tendido eléctrico de la vía, con lo que su polla queda a la altura de mi boca estando yo de pie y por lo tanto sin tener que inclinarme ni arrodillarme, perfecto.  Por dentro de la valla aparece un anciano al que había visto antes y al que mi compañero le indica (o le ordena) que me la chupe, con lo cual me procura un placer que había dejado de tener cuando se subió a la peana, puesto que dejó de tocármela y pajearme.  

Como con el tiempo he ido desarrollando la particularidad de introducirme la polla hasta el fondo, aunque tenga alguna arcada, se lo hago a él varias veces y pronto me encuentro con la cabeza agarrada por sus manos que no me dejan separar los labios de su pubis hasta que lo fuerzo. ¡Qué sensación más increíble! Creo que me gustará practicarlo más veces.

Cuando ya ha tenido su buena mamada, se baja de la peana, siguen los morreos y se dedica a acariciarme el ojete ensalivando uno de sus dedos que, poco a poco, va entrando. Cuando ya lo tiene dentro lo mueve con gran maestría y siguiendo el morreo va haciendo girar mi cuerpo hasta que le doy la espalda, que es lo que él quiere. Se ensaliva más la polla, saca su dedo y lo sustituye por la polla que, como es bastante más gruesa, no entra en el primer intento, también porque yo no hago ningún esfuerzo por ayudar, pues no tengo ningunas ganas de que nadie me folle sin preservativo. Pero la situación es ya tan caliente que con el roce de su polla en mi culo no tardo en correrme. El mira la corrida por encima de mi hombro, nos besamos, me limpio y nos vamos.

Así es como terminan últimamente mis encuentros con este "conocido habitual" preferido, intento de polvo, corrida mía y adiós. A él no le he visto correrse nunca, ni tampoco se ha puesto nunca un preservativo, a pesar de que se lo pedí una vez en que, por mi total calentura, le hubiera dejado penetrarme pero, al negarse, terminó el encuentro como siempre.


RESUMEN (ALGO DESORDENADO) DE LOS PRIMEROS AÑOS

Como he contado al principio, hace muchos años que conozco este lugar de cruising y he visto su evolución a medida que los campos llenos de cañas tan propicias para esa actividad iban reduciendo cada vez más su extensión para dejar paso a la urbanización de las calles y la construcción de naves industriales.  

El adolescente

Cuando todo lo que ahora está urbanizado eran campos, ya existía el centro comercial Carrefour (antes PRYCA) que, naturalmente, cuenta con unos servicios que seguro que hoy siguen dando algo de juego. Por lo que a mí respecta, más de una vez en el pasado me han servido para alguna paja pero no mucho más, por elemental prudencia, ya que el espacio es bastante pequeño, con total visibilidad desde cualquier punto a cualquier otra parte del mismo y, además, está ubicado junto al acceso de empleados, incluidos los de seguridad. Solamente en una ocasión estuve tentado, literalmente hablando, para hacer algo más, pues coincidí en los urinarios con un chico muy joven, que me pareció menor de edad y que lucía muy buena polla. Al ver la mía me pidió que nos metiéramos en un WC. Hubiera ido con mucho gusto (valga la redundancia), pero aunque se le veía dotado de cierta experiencia del lugar que parecía hacerle dominar la situación, tuve que desistir muy a mi pesar, solamente por precaución. Luego, al salir, casi coincidimos y pude ver como le esperaban unas señoras provistas del consabido carro, por lo que para mis adentros me hice cruces por la osadía y calentura de aquel chico.

El ¿cura?

Alguien muy asiduo, que conducía un Mercedes, era un hombre algo mayor que yo, que hacía unas muy buenas mamadas. Coincidí con él varias veces, en alguna ocasión me pedía que me lo follara pero yo prefería las mamadas por una simple cuestión de limpieza, porque por aquellos años no se estilaba mucho usar preservativos. No solamente me lo encontré por allí, también en alguna ocasión nos encontramos en la zona de cruising de por entonces en Gavá y al cabo de unos años también me apareció en una web de contactos.

Como esta zona de cruising era muy amplia, tuvimos ocasión de coincidir en distintos lugares de los que he descrito al principio dentro de aquel entorno y como es natural, alguna de esas veces le descubrí ya metido en harina, mamándosela a otro. A partir de que generamos cierta confianza por habernos visto tantas veces y saber de que pie calzaba cada uno, acostumbraba a pedirme cada vez que nos encontrábamos que fuera a visitarle a su casa. Tanto me insistió que finalmente accedí en verle una mañana. Me citó en una boca de metro de la estación de Marina, efectivamente a la hora prevista apareció y me llevó a un piso de un edificio cercano, en el que me fijé que formaban parte de su decoración ciertos elementos religiosos, aunque bastante discretos. El que me pareció más evidente fue un gran rosario de cuentas de madera, de un calibre algo inferior al de las bolas de las casetas de tiro que se estilaban entonces, que colgaba de arriba abajo del espejo situado frente a la cama en su dormitorio. Esta observación, unida a su cultura, educación y suaves maneras, sin llegar a ser afeminado, me hicieron pensar que se trataba de un sacerdote.

Lo fuera o no, nos tendimos en la cama, empezó sus caricias. Me quité los pantalones pero me pidió que me dejara los slips puestos, a través de los cuales me mordió suavemente y lamió la polla y los huevos. Cuando ya tuvo suficiente algodón, me quitó los calzoncillos y se dedicó a la carne directamente, con la maestría que ya le conocía pero con más calma gracias a la tranquilidad de la situación, en un entorno libre de sorpresas inesperadas. 

Así estuvimos largo rato hasta que sacó unos cuantos preservativos y me pidió que lo follara pero habíamos invertido tanto tiempo en los prolegómenos relatados, que ya se me estaba haciendo tarde y me daba algo de pereza volver a empezar a trabajarme su culo, pues todo lo anterior ya había sido suficientemente bueno para mí, así que decliné su ofrecimiento y me corrí sobre mi pecho y barriga.

El conjunto de la mañana estuvo bastante bien, pero después de despedirme educadamente y venir a mi pensamiento las fantasías sobre su posible personalidad, quedé bastante desmotivado para volver a verle. Lo encontré varias veces más en la zona de cruising, porque cuando la calentura aprieta no distingo entre clérigos ni seglares, pero no volví a visitarle en su casa para no volver a ver el dichoso rosario.

El del Seat Panda rojo (que también podríamos denominar el "primer conocido habitual")

Entre los asiduos que he ido frecuentando a lo largo de estos años en aquel lugar se encuentra un hombre no muy alto ni agraciado, pero en principio abierto a cualquier experiencia aunque a mi entender demasiado voluble según el momento o, supongo, la calentura. Las primeras veces que me lo encontré aproveché para que me indicara lugares donde colocarse al abrigo de miradas indiscretas. Así descubrí unos cuantos que luego me sirvieron para mis correrías. En uno de esos lugares junto a la vía del tren, estuvimos una noche en que después de unas mamadas mutuas me puso su polla en el culo, yo no le puse muchos inconvenientes, hicimos un conato de penetración, pero sin resultado, aunque el morbo me hizo correrme al poco rato y a él también.

En otra ocasión, por la tarde, yo ya iba decidido a probar su polla por más sitios que por la boca, por lo que después de unas mamadas mutuas previas, me empecé a girar para ofrecerle mi otro lado y descubrí que él también debía tenerlo previsto porque sacó un preservativo y se lo puso para metérmela acto seguido. Noté perfectamente como penetraba mi esfínter y la emoción fue tal que me corrí enseguida. Como me la sacó enseguida en cuanto me corrí, creo que él no se corrió, aunque al cabo de tantos años tampoco estoy muy seguro de ello. Pero a mí no me hubiera importado seguir para darle gusto.
Durante todos estos años nos hemos ido viendo esporádicamente y en ese tiempo no solamente hemos evolucionado nosotros, sino que también he visto como cambiaba de coche a un Citroën Picasso, más espacioso (como él también habrá visto mi cambio de coche), pero nunca lo hemos hecho en ninguno de nuestros vehículos. A veces con más intensidad, a veces con menos, los diversos contactos sexuales que hemos mantenido han dependido principalmente del tiempo de que disponíamos en cada ocasión, tanto él como yo. Esta persona era la que me acompañaba cuando tuve una desgraciada caída en el verano de 2016, que relataré en su momento.

Un día de las épocas iniciales, en el descampado que entonces era lo que hoy es el aparcamiento de Brico Depôt, me encontré con este conocido y mientras estábamos a lo nuestro se nos acercó otro montado en una bicicleta. Se trataba de un tío con camiseta y un corto pantalón de deporte, que no tardó en enseñarnos una bien torneada polla de unas buenas dimensiones. Nos juntamos los tres, aunque procuré seguir dándole preferencia a mi primer conocido, pero el nuevo miembro, si se puede decir así, me magreaba mientras mi conocido me la chupaba o yo se la chupaba a él. En algún momento también se la chupé al nuevamente incorporado y, en otro momento en que se la estaba chupando a mi conocido, el nuevo fue claramente a por mi culo, no sin demasiada delicadeza. Yo le dejé hacer, porque sabía que no conseguiría nada si yo no quería, como así fue. Pero me quedé prendado de su cuerpo, especialmente de su polla, y su desparpajo. Posteriormente, este ha sido el conocido de cruising con el que más relación he tenido, porque ha sabido detectar mis puntos débiles y siempre que nos encontramos (él es mucho más asiduo que yo) me transporta al séptimo cielo, si se me permite esta cursi expresión, aunque, como nadie es perfecto, preferiría que fuera algo más versátil. Como aparecerá en otros lugares de esta página, le llamaremos "el conocido preferido" puesto que a pesar de haber sido el "segundo habitual" con el que he tenido y sigo teniendo contacto, es para mí el "habitual" por antonomasia. Pero curiosamente, a pesar de esa "habitualidad", creo que nunca le he visto correrse.

El segundo conocido habitual o preferido

Como he explicado, se trata de un habitual del lugar, más alto que yo, algo más joven que yo, bastante buena figura y una buena polla.

Con él he coincidido en multitud de ocasiones y cuando nos encontramos me atrevo a aventurar que ambos nos alegramos sinceramente.

Algunos ejemplos de nuestros encuentros son:

- Un encuentro un día lluvioso, en otro túnel que hay al final de la calle por el lado opuesto a Carrefour, en el que estaba liado con otro e intenté ayudarle a que le metiera la polla, aunque por impericia o falta de ganas de uno, del otro o de ambos, no lo consiguió. Intenté motivar al otro diciéndole que tenía que aprovechar aquella polla tan buena, pero aunque decía que sí, no creo que hiciera ningún esfuerzo para lograrlo. Al final acabé marchándome dejándolos a lo suyo, cosa que no duró mucho porque pronto apareció el conocido por donde yo estaba, aunque no hicimos casi nada.

- En otra ocasión nos encontramos en el camino que transcurre entre la parte trasera del AKÍ y la vía del tren, nos metimos tras la valla del tren y allí nos pusimos a lo nuestro. No tardó en aparecer un señor muy mayor y mi conocido se subió a un pilón de un poste del tren para darme de mamar cómodamente, mientras el otro señor se amorraba a la mía, hasta que con el morbo de la situación acabé corriéndome. 

- Completaré este resumen de este segundo "conocido habitual", comentando que una vez que nos encontramos me llevó por la parte superior de los grandes bloques de piedra que sostienen el talud de la vía del tren hasta un tramo que formaba como una pequeña repisa que permitía ponerse a gusto pero, aunque el camino desde la parte superior hasta la repisa era seguro no he querido repetir nunca más esa experiencia porque, unos días después, un partner ocasional me comentó que alguien se había caído (o despeñado) desde las piedras al suelo. Podría ser una leyenda urbana pero, por si acaso, aquella vez que anduve por las piedras creo que va a ser la única.

El del Seat Toledo azul

Casi no vale la pena relatarlo, pero lo menciono aquí porque fue algo que duró pocos minutos pero pretendidamente bien aprovechados por mi acompañante, aunque no llegó a nada positivo.

Aunque era temprano, era ya de noche y yo estaba dando vueltas por uno de los solares que hoy ya no existen, buscando una mamada o algo mejor, cuando llegó un Seat Toledo azul, cosa rara puesto que pocos conductores se aventuraban a meter el coche en aquel solar, prácticamente todos dejábamos nuestro vehículo en el aparcamiento de Carrefour e íbamos a pie a hacer nuestra "ronda". El solar estaba entonces por debajo del nivel de los espacios urbanizados circundantes y, por lo tanto, también de la vía del tren con la que limitaba en uno de sus lados, pues la calle que hay ahora todavía no estaba construida. El coche aparcó al lado de la vía del tren, que transcurría elevada unos metros por encima del nivel del solar. El conductor bajó, se quedó por allí y como yo estaba cerca me dirigí a él. Estuvimos unos minutos hablando, luego tocándonos y, cuando ya nos habíamos bajado los pantalones, estando yo situado de espaldas al capó del motor del coche, mi compañero ocasional se inclinó en un gesto que yo primero interpreté que iba a ser un abrazo pero lo que hizo fue inclinarme hacia atrás hasta que apoyé mi espalda sobre el capó mientras me levantaba a la vez las piernas. Me quedé estupefacto, pero como no estaba prevenido para eso no di ninguna facilidad. Mientras recuperaba mi posición vertical, dio la casualidad de que pasó un tren y tanto eso como que yo ya volvía a estar de pie poniéndome bien la ropa, despistaron a aquel compañero ocasional que se quedó con un palmo de narices cuando supongo que se imaginaba que con su hábil maniobra conseguiría follar.   

Yo me marché hacia otro camino por el que no pudiera pasar un coche y el otro subió a su coche y se marchó. El camino que tomé me llevó junto a la tapia de un concesionario de automóviles, donde encontré a alguien bien dispuesto para hacerme la mamada que había estado buscando, giró la gorra que llevaba para poner la visera hacia atrás, de modo que no molestara a nuestro propósito y así me hizo terminar muy bien la jornada.

M. y su moto

Una de las personas más agradables que me he encontrado en este lugar es un chico joven, que llegaba en moto, al que llamaremos M. Un muchacho alto, apuesto, con un cuerpo estupendo, una polla muy apreciable y un culo muy bueno.

La primera vez estuvimos en la desembocadura de la riera mencionada en la descripción del principio de esta página. Allí tuvimos un intercambio muy ardiente, con mamadas mutuas y que culminó cuando se dio la vuelta y le puse mi polla entre las nalgas. Entonces empezó un forcejeo en el que él también colaboraba pero que a causa de su estrecho esfínter costaba mucho culminar. Por aquel entonces yo tenía algo más de barriga que ahora, lo que también dificultaba mis empujones así que, con tanto movimiento y roce con su ojete, mi polla se excitó más de la cuenta y tuve que terminar sin haber conseguido metérsela del todo.

La segunda vez nos encontramos en una zona diametralmente opuesta, junto a un árbol que parecía una higuera, donde volvimos a las andadas, con la intención, creo que compartida, de llegar al punto en que quedó nuestro encuentro de la vez anterior. Pero en esta ocasión fueron los mirones los que lo impidieron. A mí no me importaba mucho, al fin y al cabo estábamos al aire libre en un lugar público, pero a él no le gustaba que le miraran, así que terminamos de cualquier manera y yo me marché. Él se quedó con la excusa de revisar algo de su moto, aunque a mí no me pareció una excusa plausible.

No obstante, como tengo la suerte de que le gusten las personas mayores, contactó conmigo al cabo de un tiempo a través de una página de internet, nos reconocimos mutuamente después del contacto y desde entonces la relación siempre ha sido buena, aunque diversas circunstancias no nos permiten coincidir mucho actualmente, prácticamente casi nada. Por una parte, su profesión es la de monitor de esquí pero la ejerce en el extranjero cuando es temporada invernal. Y por otra parte, cuando llega el verano, que es la única época en que podemos vernos, en una ocasión porque él ha sufrido un accidente de moto, en otra porque lo he sufrido yo andando o, en general, porque mis obligaciones particulares me han impedido coincidir con él, nuestro contacto no ha sido como hubiéramos querido.

A pesar de todo eso, las dificultades no le arredran y M. no deja de contactar conmigo cada verano para vernos. Y yo le sigo guardando mucho afecto confiando que en algún momento las circunstancias nos permitan coincidir más veces que ahora. 

El del mono de trabajo

Cuando todo eran descampados, más de una vez me encontré con una persona que vestía un clásico mono de trabajo de color azul oscuro. Iba por la tarde y cuando se quitaba la ropa se podía apreciar una buena polla, sin ser extraordinaria, que sobresalía de unas braguitas de encaje de color negro. En alguna ocasión obtuve una buena mamada, pero la imagen de ese mamador, sus bragas y su mono no me provocaban mucha excitación, además de que, siempre que lo encontré, fue en lugares bastante a la vista por lo que creo que solamente llegamos al final la primera vez.

El último verano que lo encontré fue en uno de los descampados y cuando se disponía a mamármela la apartó diciendo que me olía. Yo le comenté que después de una jornada de trabajo sin haber pasado por casa era natural que estuviera algo sudado, pero insistió en lo mismo. Mientras tanto, otro "transeúnte" que se había unido a nosotros le dijo que no olía y que a él no le importaría chupármela, a lo que el primero le retó a que lo hiciera, cosa que hizo de inmediato, por lo que el primero se marchó, dejándole que siguiera. No me tengo por una persona desaseada y quiero suponer que las circunstancias del verano y el haber ido directamente del trabajo al cruising a última hora de la tarde hacían que oliera "a hombre", como se dice en algunos ambientes. Pero, en todo caso, ya no volví a ver a aquel curioso personaje, mecánico por fuera y CD por dentro. La mamada terminó muy bien con la otra persona que, desde el primer momento, me pareció que tenía un gran parecido con la pareja de una compañera mía de trabajo y siempre he dudado si era él realmente o no. Tampoco le he visto más, ni en el cruising ni como pareja de compañera, suponiendo que realmente lo fuera.

El pasivo habitual

En los primeros años de cruising por aquella zona, había una persona habitual del lugar que, cuando llegamos a conocernos, se transformó en mi pasivo habitual, si puede así decirse.

Cuando nos veíamos, inmediatamente se dedicaba a ensalivar bucalmente mi polla para que, a los poco momentos, pudiera ensartársela sin muchos remilgos, con lo que disfrutábamos los dos durante un buen rato. A veces solos, a veces acompañados por espectadores ocasionales que, sólo muy de vez en cuando, se atrevían a acariciarnos o tocarnos.

Aunque por lo precario del entorno no se podían hacer muchas virguerías, no por eso dejábamos de pasarlo bien los dos. Tan pronto mi polla alternaba su culo y su boca y, aunque al principio no le gustara mucho, acababa amorrándose de nuevo con gran afición, como en otras ocasiones se la tragaba hasta el fondo, de rodillas y estrujándome las nalgas para intentar abarcar el máximo de carne y llegar a tocar mi zona púbica con sus labios.

Todo esto era muy gratificante, era ir de cruising sobre seguro si se trataba de la franja horaria adecuada, que en su caso era por las mañanas. Pero duró pocos meses, alguno de los dos debió cambiar de horario y ya no hemos coincidido más. 

El chico sudamericano

Un número muy morboso en el que pude participar, entre las cañas limitadas longitudinalmente por la vía del tren en un lado y, en el otro, la valla instalada en la acera, que cerraba teóricamente el acceso a este espacio, fue una tarde en que entre cañas vi a un habitual del lugar, un chico calvo o con la cabeza afeitada y con muy buena polla, que estaba junto a otro, me acerqué por si necesitaban algo, para llevarme la sorpresa de que el que yo creía pasivo le dijo al activo (el calvo) mientras nos tocábamos los tres y refiriéndose a mí, "anda, fóllatelo". Todos estábamos con los pantalones bajados y yo no pensaba dejarle, pero ya había visto que, mientras estábamos allí tocándonos, a cierta distancia nos miraba un muchacho vestido con un chandal, prenda generalmente usada en el cruising por los que quieren desvestirse o, al menos, bajarse los pantalones rápida y fácilmente. Tanto yo como el activo le enseñamos nuestras pollas y le llamamos. Aunque al principio parecía tímido, se acercó y yo le ofrecí directamente mi polla para que la mamara, mientras que el otro le bajó el pantalón del chandal, empezó sobándole el culo y acabó enfundándose un preservativo para, poco a poco, introducirle la polla mientras yo aguantaba al chico que me mamaba para que no se abalanzara hacia delante por los empujones que le daba el calvo al follárselo. Mientras el follador cumplía con su papel y el follado y mamador con el suyo, me dio tiempo a ver que éste tenía el cabello ensortijado y llevaba bastante laca, además de que parecía tener buen cuerpo, pero estos momentos de observación solamente duraron el tiempo justo para que follador se corriera. Cuando la sacó, nos la enseñó con su corrida en el condón y yo tomé su puesto. Era un buen culito, pues aunque acababa de ser dilatado por una buena polla, aún producía muy buenas sensaciones. Yo también me corrí y no recuerdo si el chico se corrió o no, supongo que sí. Luego estuve hablando un rato con él, que me contó que venía de inscribirse a unos cursos de "capacitación" para candidatos a trabajar en Carrefour y también sobre un conflicto de índole laboral que al parecer tenía con su actual empleador. Por su acento deduje que era sudamericano, creo que incluso le pregunté y me dijo su país de origen que ya no recuerdo, le di algún consejo respecto su problema laboral, aunque en realidad su historia no me había parecido ajustada a la verdad, y nos despedimos.

Volví a encontrar al mismo chico al cabo de unos meses, más o menos por el mismo lugar, volvimos a enrollarnos aunque esta vez le puso algún pero a mamármela mucho rato, pues lo que realmente quería y le gustaba era que se la metieran. Le di ese gusto, comprobando de nuevo que su culito era delicioso y admitía suavemente la entrada de mi polla que intenté introducirle todo lo que pude hasta el resultado final que no tardó en producirse, a pesar de que nuestra posición en una ligera pendiente no hacía demasiado cómodo el polvo. Me agradeció en la conversación posterior los consejos que le había dado la vez anterior pero, al parecer, ni había solucionado su problema inicial ni le habían admitido en Carrefour. Nos despedimos tan amigos y no he vuelto a verle más.

La pareja de sordomudos

Los conocí una noche inusualmente concurrida en el túnel del cruising, debíamos ser alrededor de una decena de personas de todas las edades. Algunas en parejas separadas y otras en un grupo de cinco o seis, entre las que, a pesar de la penumbra reinante, creí identificar a una que parecía una chica aunque en un principio mantuve una duda razonable durante unos minutos por si no había visto bien, ya que era invierno, estaba muy oscuro y todos íbamos bastante tapados, aún más en aquel túnel que a veces canaliza un viento gélido por su interior.

En estas cavilaciones estaba cuando oí como uno de los del grupo le decía a otro, que estaba apoyado en la pared, que le daría cinco euros si se la mamaba, algo inaudito para mí que nunca había visto en aquel lugar ofrecer ni pedir dinero a cambio de sexo (salvo en una muy remota ocasión, casi cómica, en que me había ocurrido a mí mismo). Pero en este caso era cierto y concreto, pues los dos protagonistas estaban ante mí y llegué a comprender el porqué, pues quien ofrecía el dinero era mayor que yo y el otro mucho más joven, probablemente bordeaba la mayoría de edad. Pero lo que me sorprendió aún más fue que el chico se giró hacia la persona que estaba a su lado, también apoyada en la pared, que era quien yo antes había creído identificar como una chica y efectivamente resultó serlo. Con la expresión verbal de las personas sordas que hablan con una entonación y dificultad característica, porque nunca han podido oír, le comentó acompañándose del lenguaje de signos, como si le pidiera permiso, que el otro le ofrecía cinco euros para que él se la mamara, insistiendo un par de veces en que era él quien iba a mamarla, a lo que ella asintió. El chico se puso a la tarea, que terminó al cabo de poco tiempo y entonces, en un giro inesperado, el mayor empezó a preguntar a los que estábamos por allí si teníamos cambio de un billete de diez euros. A mí también me lo preguntó pero normalmente nunca llevo dinero encima cuando voy de cruising, así que me marché sin esperarme a ver como terminaba aquel trato, pero en mi memoria quedó grabada aquella singular pareja.

A partir de aquel día empecé a encontrarlos más veces por aquella zona. Quizá ya los había visto antes y no les había prestado atención por ser una pareja mixta, no estoy seguro, pero ahora que ya les conocía y conocía también su singularidad, sabía como tratarlos y tuve alguna conversación con ellos, aunque debería decir con él que era el único que oía, si bien creo que ella podía interpretar los movimientos labiales o, al menos, me daba esa impresión pues siempre me prestaba su atención visual cuando yo hablaba y me daba la impresión de que me entendía. No perdían ocasión de pedir dinero, normalmente dos euros para tabaco, aunque siempre aduje que no llevaba, salvo en una ocasión en que pensé que después de tantas veces me sentía algo en deuda con ellos y les di algo. Aunque siempre acostumbraban a ir juntos, de vez en cuando también lo veía a él solo y realmente era con él con quien tuve más encuentros, limitados a mamadas, que hacía muy bien, pero a nada más pues era un chico muy atlético hasta en el culo, porque tenía unas nalgas duras como una piedra, totalmente impenetrables. Más de una vez les pedí estar con los dos juntos, a lo que ambos asentían siempre, pero naturalmente eso tenía que hacerse en algún lugar mejor que aquel cruising y nunca llegamos a concretarlo.

Hace años que no los veo.

El enanito

Espero que el lector disculpe la nula corrección política del título de este apartado. Si sirve para mi descargo, argumentaré que desde siempre he usado este apelativo para designar a esas personas cuya estatura está muy por debajo de la media y que hoy llamaríamos, con el lenguaje políticamente correcto actualmente imperante, "persona bajita" o "persona pequeña". Pero claro, mi aprendizaje en la utilización del lenguaje lo hice en otros tiempos en los que utilizábamos los adjetivos según su significado sin preocuparnos mucho de si ello podía considerarse peyorativo o no, aunque debo reconocer que procurábamos no decírselo directamente a la persona definida.

Efectivamente, en este caso me refiero a una persona que, siendo bastante adulta, no creo que sobrepasara el metro de altura. Lo encontré una mañana enrollándose con alguien de estatura normal y de edad bastante avanzada, escondidos ambos tras una de las voluminosas plantas de parterre que por aquel entonces decoraban la acera lado montaña de la calle y que cumplían una utilísima función de escondrijo frente a los coches que circulaban, cuando en aquel lado de la calle no había empresas ni nada que propiciara el tránsito de peatones ajenos a lo que se cocía entre aquellos frondosos matorrales.

Me topé con aquella pareja ocasional casi de sopetón porque, como es natural, no se habían puesto muy a la vista. Ya que sus pollas, como la mía, lucían fuera de la ropa y estaban al alcance de mi mano, hice un intento de acercamiento con el sano propósito de ampliar el grupo pero, casi de inmediato, el mayor (en ambos aspectos) se alejó sin dar explicaciones. Como siempre me he tenido por una persona educada, si alguno de los dos me hubiera hecho alguna indicación de rechazo me habría marchado (aunque a disgusto), pero el más mayor quizá entendió que su polla estaba en desventaja (apreciación a la que yo, sin embargo, no acostumbro a darle importancia) o supuso equivocadamente que yo quería desplazarle o mi simple aparición le molestó, pero el caso es que nos dejó solos sin que se le pidiera y sin proferir palabra alguna. A partir de ese momento pude apreciar más detenidamente que la baja estatura del que se había quedado no influía para nada en el tamaño de su polla o, en todo caso, si había alguna influencia era inversamente proporcional, pues la tenía bastante más grande que muchas de las que se veían por allí.

Aunque era evidente que no había nada que me impidiera hacer con él lo mismo que hubiera hecho con otra persona de mi estatura, por unos instantes pensé en tantear muy bien el terreno porque quizá aquel hombre, por su deficiencia física, no había tenido ocasión de practicar tanto como muchos de los que frecuentábamos aquella zona y quizá tendría que enseñarle algunas cosas o quizá me encontraría con alguna negativa concreta por su presumible falta de experiencia. Pero esa duda solamente duró lo que tardé en planteármela, pues enseguida caí en la cuenta de que mis pensamientos no eran más que prejuicios infundados al constatar, en cuanto me agarró la polla y me la empezó a chupar con gran maestría, que era tan experto como cualquier otro, con la ventaja de que su boca quedaba a la altura exacta para hacerlo sin necesidad de inclinarse ni arrodillarse como los demás. Me administró un buen rato de increíble mamada que fue correspondido debidamente con menos esfuerzo por mi parte del que hubiera parecido necesario en un principio. De todos modos, demostrándome la práctica que tenía en aquellas lides, enseguida se dirigió a un inmenso vehículo todo terreno que había allí aparcado, abrió la puerta del acompañante, se subió al asiento y quedó a una altura más que aceptable para que pudiera devolverle el favor más cómodamente, así como propinarnos morreos, magreos, etc. Entre unas cosas y otras acabamos corriéndonos y nos marchamos.

No he tenido la suerte de volver a encontrarme con esta persona encantadora y, por cierto, de aspecto muy elegante, pero algunas de las otras personas entendidas del lugar con las que ha venido a cuento comentarlo, me han asegurado que se le sigue viendo por la zona, así como han compartido conmigo su admiración por el buen tamaño que sigue luciendo, a pesar de su estatura.

Los magrebís

En algunas ocasiones me he encontrado con magrebís, algunos muy educados, con buenas pollas y buenos modales, pero nunca me han atraído mucho y casi nunca he hecho nada con ninguno, porque el papel exclusivamente pasivo que le otorgan a uno no me entusiasma en absoluto.

Pero a algunos nos pasa que, según cual sea el índice de nuestra temperatura "corporal", hay días en que nos apetece algo que quizá el día anterior no habíamos tenido en cuenta. Por eso, en una ocasión en que me encontré entre las cañas con un hombre magrebí de cierta edad que me ofreció su polla, al verla tan alejada de los prototipos que todos tenemos en mente, pues era de tamaño bastante inferior a la media, no me importó meneársela para chupársela acto seguido y, cuando me agarró de la cintura para que me diera la vuelta, lo hice sin dudar, pues el pequeño tamaño de su polla me hizo pensar que, por un ratito, el morbo de la situación podía estar bien. Pero ese afán que generalmente tienen los magrebís por meterla, que les hace despreciar otros placeres previos por sus prisas en follar, unido a que, en este caso, el magrebí en cuestión no acababa de encontrar el camino correcto seguramente por falta de longitud, acabó estropeándolo todo y lo dejé correr, en el buen sentido.

Cuando la zona eran todo campos, vi una vez de lejos a un magrebí anciano que hacía como que estaba orinando frente a una tapia. Como aquello parecía que duraba mucho, me fui acercando sin que él mostrara signos de ninguna incomodidad y cuando estuve a su lado me hizo con la mano el gesto de frotar sus dedos pulgar e índice queriendo indicar "dinero". Me pareció algo tan fuera de lugar que no pude por más que reírme y marcharme.

Rara vez he encontrado magrebís con buena polla que, al hablarlo previamente, pensaran solamente en una mamada, por lo que nunca llegué hasta el punto de comprobarlo en la realidad por si acaso se animaban y querían pasar a algo más doloroso que no fuera de mi gusto. Pero en realidad, los que me he encontrado nunca me han dado muestras de brutalidad, aunque en general fueran algo toscos e incluso, a pesar del arquetipo, en señaladas ocasiones he encontrado también alguno de carácter pasivo.

2 comentarios:

  1. Una variopinto conjunto de minirelatos que se extienden en el tiempo que describen en su conjunto todo el ambiente que uno puede encontrar en ese lugar de cruising y los diferentes tipos de personas que lo frecuentan, que yo haría extensible a otros lugares, obviamente cada uno con sus particularidades.
    Este macropost es para leer sorbito a sorbito, y saborear individualmente cada uno de los relatos descritos ;-)

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    1. En éste como en otros cruisings creo que la casuística y la concurrencia es algo distinta según la hora de que se trate.
      Lamento que en los últimos meses la gran mayoría de reseñas correspondan a horas intempestivas, porque me hubiera gustado poder dar cuenta de aquellos que (según informaciones dignas de todo crédito) aprovechan el tiempo por su cuenta mientras su santa esposa está comprando en el centro comercial o los que, trabajando en dicho centro o en alguna empresa del polígono, se pasan por el lugar a la hora del bocadillo o de la comida. Pero mejor dejarlo así. Macropost ya es una dimensión respetable que requiere de una lenta ingestión, muy bien definida como "a sorbitos".

      Muchas gracias por comentar.

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