MONTIGALÀ

PARC DE LA SERRALADA DE MARINA, MONTIGALÀ, BADALONA.

Esta página está dedicada a la zona de cruising descrita en el título cuyo camino de entrada, que pasa por debajo de la Ronda de Dalt, puede ubicarse fácilmente en el siguiente mapa pues está situado junto al grafismo que encuadra el número 20 que se ve en el centro del mismo.



Como se ve en el mapa, se trata de un espacio muy cercano a la zona comercial de Montigalà en Badalona. En la siguiente foto puede observarse mejor la entrada, por la que no se permite la circulación de vehículos no autorizados, solamente peatones y bicicletas, ya que la zona forma parte de un parque natural.


Esta amplia zona, surcada por caminos de distinta anchura y configuración, es muy usada por ciclistas, paseantes y deportistas de todo tipo. Y también por los amantes del cruising. Naturalmente, éstos deben buscarse la vida por caminos secundarios y recovecos por los que no transiten las familias, perros, ciclistas, etc.

A partir de aquí, reseño algunos hechos sucedidos en ese lugar, totalmente fidedignos que, en la medida de lo posible, se irán ampliando con otros nuevos más recientes, si hay materia para ello. Si se desea leer solamente uno de ellos, basta con hacer clic sobre el enlace deseado de entre los siguientes, que están ordenados de la fecha más reciente a la más antigua:

18/11/2015 - EL SOBRADO

ALGUNOS MOMENTOS DE QUINCE AÑOS ATRÁS (POR LO MENOS)



18/11/2015 - EL SOBRADO

Este mediodía he pasado por la zona de cruising de Montigalà.

Poca gente, en una pequeña explanada dos gays mayores y uno joven estaban hablando de sus cosas, ignorándome por completo y un poco más adelante he visto a unos quince metros a un tío que, silbando una canción, me miraba y se tocaba la bragueta. He sido tan tonto que me he quedado unos segundos mirándole pero sin hacer lo mismo que él y me he marchado acto seguido fuera de su campo de visión, en lugar de tocarme y meterme hacia el bosque manteniendo el contacto visual. Supongo que ha debido pensar que no le entendía y se ha marchado porque, cuando he reaccionado, he vuelto al mismo lugar pero ya no estaba.

Mientras deambulaba por otro camino, le he visto que estaba junto a una torre de alta tensión, encima de un camino superior, también silbando. Me he dirigido hacia allí y cuando he llegado estaba de charla con otro tío. He pasado de largo no sin dejar de mirarlos y al cabo de pocos metros lo he pensado mejor y he vuelto hacia atrás. El otro ya no estaba y él había bajado al camino, estaba con la polla fuera pero mientras yo llegaba se la ha guardado. Le he preguntado como estaba y él me ha preguntado qué me gustaba, yo le he dicho que un poco de todo y entonces él me ha preguntado si me gustaba que me follaran, yo le he respondido que a veces, él me dice que tiene buena polla, me la enseña y en realidad no mentía, luego me dice si me gusta chuparla, yo le hubiera dicho que sí y no me hubiera importado amorrarme allí mismo, pero enseguida ha vuelto con lo de follarme, me ha preguntado si traía preservativo, me ha repetido que le gustaba mucho follar, pero la conversación la estaba llevando tan sobre sus gustos sin interesarse mucho por mí, ni dejarme hablar, ni siquiera intentar "camelarme" para que hiciera lo que él quería, que se me han quitado un poco las ganas, él se la ha vuelto a guardar y nos hemos despedido. Yo me he quedado sin hacer la mamada, pero él también se ha quedado sin mamada y sin follar (de hecho esto último es muy difícil que hubiera sucedido en cualquier caso).

Al final me he encontrado con un viejo conocido que me la ha mamado, pero ya estaba bastante desmotivado y no ha sido demasiado gratificante, aunque lo he agradecido como si lo hubiera sido.


ALGUNOS MOMENTOS DE QUINCE AÑOS ATRÁS (POR LO MENOS)

Desde que supe de la existencia de este lugar he sido relativamente asiduo, dependiendo las horas de mis visitas de las posibilidades que me dejaba mi trabajo en cada época.

Ni siquiera recuerdo la primera vez que me adentré por los caminos de este parque natural (debe hacer entre quince y veinte años), ni la primera ocasión en que encontré lo que buscaba, pero recuerdo algunos hechos y circunstancias que se agolpan en mi cerebro sin demasiado orden ni concierto, de los que relacionaré aquí los que me parezcan más significativos o que puedan azuzar mejor los bajos instintos del lector, de entre los que mi memoria recuerde.

Las bicicletas

Uno de mis primeros recuerdos, quizá del primer día en que visité el parque, es el de unos chicos muy jóvenes que, montados en sus bicicletas, se metieron por un estrecho y tortuoso camino claramente no adecuado para ciclistas (o al menos para ciclistas inexpertos y tan jóvenes), a resultas de lo cual uno de ellos no tardó en caer y hacerse unos pequeños rasguños. Como vi que se levantaba, aunque lamentándose, y salía de allí no le dije nada, pero luego siempre he pensado que si iba por aquel camino quizá estaba buscando algo y hubiera sido mi oportunidad para, con la excusa de prestarle auxilio, examinarle la pierna y quién sabe si la cosa podría haber llegado a más. Nunca lo sabré y este recuerdo siempre será una ilusión/frustración que llevaré conmigo, pues nunca más he visto a nadie montado en bicicleta por aquel camino.

Los asiduos

A medida que fui tomando conocimiento del entorno, empecé también a detectar a los asiduos con los que coincidía a las horas de la tarde a las que iba entonces, de los que solamente mencionaré dos:

- Un buen hombre que siempre me la chupaba cuando nos encontrábamos, de los primeros que me lo hicieron en aquel lugar, y que lucía también una buena polla, aunque siempre algo húmeda por lo que creo que nunca se la toqué, ya que fue de mis primeros encuentros cuando yo todavía no estaba acostumbrado a hacer muchas cosas.

- Otro al que a veces le dejaba que me la chupara y a veces no, pues era muy mayor y tenía una dificultad motriz que me azoraba, pero que se ponía de rodillas y hacía unas mamadas memorables. A este señor lo encontré una vez arrodillado adorando una polla de grandes dimensiones de un chico bastante joven. Un excitante cuadro por la juventud y apostura del mamado y por el arte del mamador. Pensé en comerle los pezones al chico, que se había levantado la sudadera del Barça para tocárselos, pero antes de que pudiera acercarme, éste me hizo señas de que me marchara y me fui sin proponérselo, fruto de mi inexperiencia de entonces ¡Con las ganas que yo tenía de participar!

Tardé algo en darme cuenta que era algo habitual que la mayoría de estos mamadores llevaran consigo unas hojas de periódico dobladas, cuya función era la de evitar mancharse la ropa si tenían que arrodillarse en el bosque y hasta yo tomé ejemplo durante una temporada y llevé también mi periódico doblado en el bolsillo durante bastante tiempo, hasta que dejé de llevarlo cansado de acarrear con él sin utilizarlo.

Craso error

Alguna vez también he tenido alguna actuación desafortunada, como una tarde en que confundí a un paseante normal con alguien "entendido" y, en vista de que no se arrancaba a indicar nada mientras caminábamos juntos, opté por rozar su mano con la mía disimulando con el movimiento de la caminata, hasta que se mosqueó y me dijo, muy seco, que se iba por otro camino para dejar bien claro que quería apartarse de mí, momento en que caí en la cuenta de mi error de identificación, claro.   

Un chico muy joven y muy desinhibido

En otra ocasión, esta vez ya por la mañana, descansando en un espacio del bosque a la sombra, se acercó un chico muy joven, guapo, con camiseta y pantalón de deporte, comentamos el calor que hacía, lo bien que se estaba allí a la sombra, etc., cuando de pronto se le ocurre decir que hace una mañana muy buena para hacerse una paja y estaba buscando un sitio adecuado. Me quedé sin saber que decirle, pues en estos lugares de cruising siempre he sido bastante timorato, pero él seguía comentando que le gustaría tenderse en un lugar del bosque y masturbarse, que sabía de un lugar, pero no recordaba por dónde era, yo le decía que eso estaba muy bien pero que allí donde estábamos no era ese lugar, que intentara hacer memoria porque yo desconocía a qué lugar se refería, lo cual era cierto, pero seguramente esperaba otra respuesta. Por eso, debió parecerle que le estaba dando largas o que yo era tonto de remate, así que finalmente se fue a buscar el sitio que decía.

Yo también salí de aquel lugar hacia el camino general y, cuál no fue mi sorpresa, cuando al poco rato me vuelvo a encontrar al chico que venía a buscarme para decirme que había encontrado el lugar que me había dicho, por si quería acompañarle. Efectivamente, fuimos por un camino hacía arriba de la montaña y al llegar a un espacio tras unas matas grandes, donde había como un pequeño bancal hecho con unas pocas piedras se sentó en ellas, se quitó la camiseta y comentó que allí se estaba muy bien tomando el sol y que le apetecía mucho hacerse una paja tranquilamente, para lo que se bajó los pantalones de deporte. Yo le dije que si quería le ayudaba, primero dijo que no hacía falta pero enseguida dijo que sí. Tenía una buena polla, larga, no muy gruesa y dura que le agarré enseguida y empecé una lenta masturbación. Con una mano le hacía la paja mientras con la otra le tocaba los huevos e intentaba abrirme camino por debajo hacia el culo, cosa que el indudablemente me facilitaba, levantándolo. Todo esto acompañado de un diálogo consistente en decir que le gustaba mucho como lo hacía, que le tocara el ojete que lo tenía limpio (mentira) y, viendo que yo acercaba cada vez más mi cara a la polla, que si yo era de los que la chupaban. Yo le dije que, si quería, lo probaría, a lo que me dio su rápido asentimiento, por lo que también caté si tenía buen sabor. Con todo este movimiento y palabras procaces, su polla ya destilaba algo de efusión pre-seminal pero hice de tripas corazón y seguí con la mamada. El chico estaba cada vez más caliente hasta el punto en que me dijo que si quería probar a meterle la puntita, él se pondría bien. Lamentablemente, por aquellos días yo llevaba la polla embadurnada con una crema de aciclovir a causa de una infección viral que me habían pegado, de modo que muy a mi pesar tuve que decirle que no se preocupara, que se corriera y disfrutara, aunque él claramente demostraba que quería disfrutar también por el culo, pero yo ni siquiera me había sacado la polla, como habría hecho desde el principio con la excusa de masturbarme al sol como él, de no encontrarme en aquellas penosas circunstancias. Como él se había levantado esperando algo más por mi parte, atendiendo a la excusa que le dí, simplemente me puse detrás suyo, arrimando mi dura polla a su culo a través de mi ropa mientras le pajeaba, hasta que se corrió. Un final lamentable para mí, por mi incapacidad momentánea de follar debido a mi mala cabeza. Espero que al menos él se lo pasara bien, ya que tuvo una buena mamada y acabó corriéndose. A mí, a pesar de la frustración final, la verdad es que también me gustó, por la extraña candidez del chico, quizá simulada pero que a mí me pareció real, y por tener ocasión de mamarle su rica polla, comerle sus pequeños huevecitos y ver como se corría de gusto. Si además hubiera ido más limpio, habría sido perfecto.

Luego volví en varias ocasiones a visitar el mismo lugar a la misma hora, pero nunca más le volví a ver.

Crema para el cutis, en el culo

Una de las escenas más curiosas, por lo inesperada, la viví una tarde en que me encontré con un habitual mamador, nos dirigimos a uno de los consabidos lugares apartados y cuando estábamos empezando a tocarnos apareció un tercero. Un hombre de mediana edad, algo grueso y cargado con una mochila, que enseguida se vio que quería intervenir. A mi compañero no le gustó mucho, pero yo no le puse ninguna pega. No tardó en dejar la mochila en el suelo y meterme mano, ignorando a mi compañero que se quedó allí casi de testigo.

Estuvimos así jugando un rato, yo con la polla de mi primer acompañante y también con su polla que era realmente pequeña y él con la mía, cuando de repente se agachó a coger algo de su mochila que resultó ser un bote de crema para la piel, lo abrió, se embadurnó los dedos y cuando el característico olor de la crema ya nos inundaba y yo pensaba que se la pondría él, me doy cuenta de que dirige sus dedos a mi ojete y me aplica la crema con gran maestría, introduciendo un dedo de vez en cuando.

Aquella inesperada maniobra llevada a cabo con tanta decisión, me puso mucho más caliente y me rendí a su artimaña, dejándole hacer completamente abandonado y casi a punto de explotar. Como era de esperar enseguida quiso metérmela, a lo que no opuse ninguna resistencia, aunque realmente no lo logró por el obstáculo de mis nalgas, de su barriga y el ínfimo tamaño de su polla. Por eso le dejé hacer y por eso no me importó que apretara todo lo que pudo hasta tocarme el ojete con la punta, pues calculé que no pasaría de ahí, como así ocurrió. Pero eso no fue obstáculo para correrme casi enseguida, en el culmen de la excitación por ese momento tan inesperado y caliente. Creo recordar que él también se corrió y nos despedimos amablemente, dejándome el culo con aquel olor a crema que persistió el resto del día, por mucho que me limpiara allí mismo toda la crema lo mejor que pude, aunque, precisamente por ello, mi mano quedó también impregnada de crema y su característico olor.

Mi primer acompañante ya hacía rato que se había marchado y, aunque luego lo vi, no hicimos nada más porque me miraba como si hubiera descendido por debajo de cero en su escala particular de aprecio, supongo que por haber dejado de ser un macho alfa a sus ojos, pues imagino que dedujo que me habían follado.

Con respecto al de la mochila, nunca más volví a verle y solamente me cabe deducir de este encuentro la moraleja de que, en esto del cruising como en el resto de aspectos de la vida, Audentes fortuna iuvat, es decir, la suerte siempre está de parte de los audaces. 

A estas experiencias de los primeros años, cabría añadir multitud de otros encuentros, individuales o en grupo, con activos, pasivos y versátiles de todas las edades y con todas las prácticas habituales, incluso en un par de ocasiones con la posibilidad de tenderse en el suelo para llevarlas a cabo como en una cama, cosa que nunca he podido hacer en lugares de cruising al aire libre salvo en aquellas raras ocasiones en que, aparte de esa circunstancia, no hubo nada más fuera de lo habitual que ahora sea digno de reseñar.

8 comentarios:

  1. Geniales narraciones. Me encantan y me excitan porque son experiencias muy vividas por tu parte.
    Sigue contándonos cosas...

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  2. Muchas gracias por el comentario Pere Barcino.

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  3. Hace mucho tiempo que no he ido hasta Montigalà pero se nota en tus descripciones que lo que escribes es siempre de primera mano, saludos.

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  4. Muchas gracias por el comentario, Julio Films, ciertamente es así. Saludos.

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  5. Estas historias ocurren siempre por la mañana/mediodia? Has frecuentado la zona más de tarde? Hay alguna manera de llegar en transporte público desde Barcelona ni siquiera sea hasta el CC Montigalà?.

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  6. Querido perro, aunque no sea una regla inmutable acostumbro a empezar cada explicación diciendo si ocurrió por la mañana, mediodía o tarde.
    Cuando iba por la tarde (entre 18 y 20, más o menos) acostumbraba a encontrar bastante ambiente que cuando voy ahora al mediodía, siempre en los rincones adecuados, claro. Generalmente gente de mediana edad o más madura, aunque tampoco era infrecuente toparse con algún joven de vez en cuando. Pero no sé como estará ahora.
    Desconozco lo del transporte público. Sé que hay paradas de autobús en distintos lugares del Centro Comercial, pero no sé si solamente es bus urbano o también alguna línea interurbana. Si no la hay, quizá puedas usar la posibilidad de hacer transbordo de una línea interurbana o del tren o metro a una línea urbana, aunque eso alargue el tiempo del trayecto, pero me temo que tendrás que recurrir a internet para saber cuál es la mejor combinación, salvo que aparezca algún voluntario por aquí que sea tan amable de explicárnoslo.

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    1. se puede llegar con la linea roja li.la ultima estacion y caminando 15 minutos estas un el lugar..

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    2. Muchas gracias por tu contribución, AMO.A.LOS.ÁRABES.
      Con ese nick, si lo llevas a la práctica estoy seguro de que debes disfrutar mucho.
      Y gracias también por ser lector, espero y deseo que asiduo.

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