SAUNA CONDAL


En esta y las otras páginas accesibles desde el menú principal dedicadas a lugares de cruising, pretendo relatar aventuras acaecidas en los lugares con cuyo nombre se encabezan, Sex-shops, Sauna Condal y otras que se irán añadiendo.

No obstante, la relación de estas aventuras debe ser forzosamente limitada, en primer lugar por la flaqueza de mi memoria y en segundo para no cansar al lector con repeticiones de las mismas escenas con distintos actores o en distintos escenarios, relatadas en distintas páginas.

En el caso de la Sauna Condal, debo decir que fue una de las primeras saunas que visité, gracias a unas octavillas volantes que en una ocasión pude ver que alguien había dejado en las columnas, escaparates y otros lugares cercanos a un conocido lugar de cruising en la Avenida de la Luz, calculo que sobre final de los años setenta o principio de los ochenta (ver este post), en las que se indicaba la dirección exacta y que me incitaron a profundizar en este ambiente específico, que en aquel momento me parecía un super-lujo sexual.

Pasaje por el que se entra actualmente
En aquellos días se entraba a la sauna por la misma calle de la que tomó el nombre, solamente tenía la primera planta actual, pues se accedía ya a ese nivel desde una escalera de vecinos (aunque no recuerdo si había más vecinos) y las instalaciones en esta única planta eran sensiblemente iguales a las actuales salvo que, como se puede deducir de lo explicado, no existían las escaleras interiores en sentido descendente que hoy van a la salida ni las de sentido ascendente que van a la segunda planta. No existiendo los avances tecnológicos de hoy en día, el cine se veía gracias a un proyector de película, supongo que Super 8, que era el formato doméstico que se comercializaba entonces. Otro detalle que ha cambiado era que no se facilitaban chanclas, sino que se deambulaba descalzo. Ni se facilitaban preservativos gratis, pero sí pagando, porque el VIH aún tardaría bastantes años en aparecer e incluso cuando se empezó a conocer como neumonía atípica que, acompañada del sarcoma de Kaposi, asolaba a la población gay de San Francisco, aquí aún tardó varios años en crear el necesario estado de concienciación que, dicho sea de paso, parece que últimamente se está perdiendo.

En el pasillo entre el bar y las duchas aún puede verse hoy una pequeña escalera que conduce a una puerta cerrada, que entonces se abría a una especie de altillo oscuro, acondicionado con varias camas e iluminado con fluorescentes ultravioletas que resaltaban el color blanco de las toallas y daban a nuestra piel una tonalidad envidiablemente y artificialmente morena. Al otro extremo de la planta, al final de la misma, donde ahora hay una puerta que, cuando no está cerrada, permite el acceso a la escalera que sube a la segunda planta, entonces había un gran cuarto oscuro, dotado de una gran cama redonda en el centro, lugar de encuentro habitual. Ahora mismo no recuerdo que hubiera más cuartos oscuros que los mencionados, pero sí algunos rincones en los pasillos, que creo que todavía existen.

Cuando gozaba de más libertad personal de movimientos y, encima, no existía la amenaza del VIH, la actuación en la sauna era más liberal que ahora en algunos aspectos. No creo equivocarme si digo que no había tantas inhibiciones. Una vez me hube deshecho de las mías propias, allí pasé algunas noches de sábado a domingo bastante movidas, pero también tardes de sábado o de domingo memorables, aunque solamente recuerdo anécdotas esporádicas como el encuentro con un chico joven que luego re-encontré en otros lugares de cruising y al que invité varias veces a mi casa o los paseos por los pasillos para ver las opciones que podía ofrecer el público presente, los encuentros sexuales en el cine o las saunas (entonces no había jacuzzi), la visión de algunas cabinas que se ofrecían abiertas con un ocupante tendido enseñando el culo o bien enseñando la polla, o aquellas cabinas ocupadas por más de uno y con la puerta abierta, en fin nada muy distinto de lo que supongo se puede observar hoy en un día de afluencia, muy distinto al panorama de los laborables por la mañana que es el único ambiente del que puedo hablar últimamente por mis restricciones de horario.

Aquí rememoraré aquellas visitas con algunas notas que quizá amplíe en el futuro con más datos que ahora no recuerdo o con crónicas de nuevas visitas más recientes.

El lector puede acceder directamente a cada una de ellas si lo desea, seleccionándola de la siguiente lista mediante un simple clic.
Que tengáis buena lectura.                                

23/03/2016 - EL "PALMERO" DE LA GRAN POLLA Y EL FOLLADOR NATO

08/2015 - ENCUENTRO CON UN CHICO DEPORTISTA

17/06/2015 - ENCUENTRO CON OTRO BUEN SUMISO TIRANDO A PERRO

2015 - ENCUENTRO CON UN BUEN SUMISO

PRIMEROS AÑOS - NOTAS PARCIALES Y ALGUNAS ANÉCDOTAS




23/03/2016 - EL "PALMERO" DE LA GRAN POLLA Y EL FOLLADOR NATO

A las 9 de la mañana, a pesar de que el centro de la ciudad está todavía aparentemente medio adormilado, en la Av. del Portal de l'Àngel la actividad de carga y descarga empieza a ser importante, las cafeterías de la calle Comtal están bastante llenas y algunas tiendas han levantado ya la persiana para acoger a sus empleados o quizá para facilitar las compras de los turistas más madrugadores.

Aunque prefiero esta sauna solamente por lo discreto de su entrada, justamente hoy, al entrar a la calle Espolsa-sacs, me doy de frente con dos personas que vienen del pasaje del Patriarca acarreando unas cajas. Afortunadamente no los conozco, así que los ignoro y entro en la sauna.

El recepcionista me indica que solamente hay dos clientes, me cobra, me pide mi número de calzado, me entrega las chanclas y esas dos piezas de tela roja exactamente iguales que facilitan ahora en esa sauna, el sobrecito del lubricante y el preservativo, pero no me avisa de otros problemas con los que me iré encontrando nada más entrar.

Por ejemplo, las duchas solamente dan agua fría y cuando ya llevo unos minutos tratando de encontrar una que tenga agua caliente, probando con cada mando en todas las posiciones posibles, aparece un empleado del bar que me avisa que se está llenando el jacuzzi y que hasta que no se termine el llenado no funcionará el agua caliente.

Desisto de terminar la ducha y, con el cuerpo medio mojado y medio seco, ceñida la cintura por una de las dos telas que ahora no permiten distinguir entre la de taparse y la que debería ser una toalla pero no lo es, pues son exactamente iguales en tamaño y en textura, constato que si antes procuraba reservar la toalla para sus funciones normales y en cambio usaba la tela de la cintura para otros menesteres si era necesario, al ser ahora las dos telas iguales temo que en algún momento de la mañana pueda confundirme e intentar secarme con una tela manchada de semen, por ejemplo, en lugar de con la tela reservada como toalla.

Me dirijo al cine, que está tan mal como siempre, el cuadro de proyección alineado en la parte baja de la pantalla en lugar de la alta, a pesar de haber un metro de pantalla libre por la parte superior, con lo que los que circulan por delante tapan con su sombra más de lo que sería imprescindible. Además, el proyector está torcido con más de 10 centímetros de desnivel entre uno y otro extremo y el zoom del proyector no es suficiente o no está suficientemente bien ajustado para cubrir de lado a lado de la pantalla, por lo que la imagen proyectada es más pequeña de lo que podría ser. Y, como de costumbre en este cine y en el otro que conozco de la Sauna Bruc, se empeñan en brindarnos cine mudo, con lo bonito que sería oír algo, a bajo volumen por supuesto. Aunque los diálogos no sean lo más importante de estas películas, los que sabemos algún idioma podríamos practicar y a los que no, seguramente les daría algo más de morbo escuchar los gemidos de los actores, aunque fuera tenuemente.

Encima, la película de daddies que se está proyectando, se repite de nuevo una vez finalizada. Como si no hubiera más películas para proyectar. Afortunadamente, después de la segunda vez, cambia la película. A pesar del largo rato de permanencia en el lugar que me ha permitido darme cuenta de la repetición de la película, con algún paseo intermedio para desentumecerme y comprobar la falta de concurrencia en el resto de la sauna, sigo solo en el cine.

Bar en horas bajas
Paseo por todos los espacios no ocupados por los operarios que están trabajando (unos en la depuradora del jacuzzi y otros en un pasillo interior que va a dar al ahora desierto bar), otro de los problemas de esta mañana, aunque en este caso lo disculpo porque no debe ser posible hacer obras de mejora en una sauna que está abierta 24 horas al día sin afectar a la "circulación" interior. Pero hubiera sido de agradecer que si, por sistema, la segunda planta está cerrada durante varias horas por la mañana (incomprensible que se tarde tanto para limpiar), si parte de la primera planta está inaccesible, como en este caso, bien podría procurarse que no coincidiera con el cierre de la segunda planta.

Puedo entrever fugazmente duchándose a un pelirrojo que primero supongo que acaba de entrar pero que luego ya no veré más, por lo que he de pensar que quizá estaba saliendo y a otro cliente de bastante buen ver, cuya ensortijada melena recuerda la de algunos palmeros de grupos de rumba. Pero nadie más en los espacios propensos a mayor contacto, saunas, cine, etc. El acceso a la planta superior por la escalera que hay al final de las cabinas del fondo está cerrado y el jacuzzi sigue inoperativo. 

Para sorpresa mía, la planta superior está abierta por el lado de la escalera que viene desde la entrada y los vestuarios. Arriba, un empleado sentado en una silla de las que coronan la escalera, dormitando y supongo que esperando a que se desocupe alguna cabina y quede la planta liberada para limpiar. Efectivamente, a medio pasillo encuentro una puerta que impide el acceso al resto de la planta, sala de juegos incluida. Aprovecho la ducha de la planta superior para probar si en ella funciona el agua caliente, me ducho con agua ligeramente tibia y vuelvo a bajar. Al salir de nuevo por el mismo lugar por el que entré, el ruido de mis chanclas mojadas despierta al empleado y éste, al poco rato, cierra definitivamente el acceso a la planta. 

De nuevo en el cine, vuelvo a sentarme en el escalón inferior, junto a la pared, pero esta vez masturbándome a la vista de quien pueda entrar ya que ha pasado más de una hora, no me he comido nada y empiezo a perder mi natural recato. En esto que llega el del cabello ensortijado, que en mi imaginación he asimilado a un palmero de rumba, y se sienta al otro lado de las gradas, dos niveles más arriba que yo. Como me parece observar cierto movimiento manual, al poco rato me acerco, subo al siguiente escalón y compruebo que, efectivamente, también se está masturbando. Como no para de accionar un cipote de buen tamaño sin intentar disimularlo ante mi acercamiento, me quito la toalla, me acerco ya fijando la mirada en su polla sin ningún disimulo y me inclino para comprobar si me deja probarla. Así es, cuando acerco la boca me ofrece su polla, todavía agarrada con una mano, y yo empiezo a lamerle el frenillo, luego humedezco con la lengua lentamente su capullo, me lo introduzco en la boca y él deja ya su polla a mi merced, cosa que aprovecho para tragármela hasta donde buenamente puedo, pues es de buen tamaño, de longitud más o menos en la media pero bastante gruesa. Procuro esmerarme en la mamada, haciéndole los honores lo mejor posible, después de comérmela el máximo que puedo, recorriendo con la lengua toda su longitud de arriba a abajo hasta los huevos, lamiendo uno de ellos y metiéndomelo en la boca, para repetir la operación de lamida, ahora hacia arriba hasta bajar al otro huevo y meterlo a su vez en la boca, para luego continuar con la mamada general. Parece que reacciona, aunque también parece mudo, sigo un rato más con varias introducciones de la polla en mi boca hasta donde me es humanamente posible pero en vista de que no recibo ningún estímulo por su parte, ni táctil, ni siquiera verbal, ante tal desinterés  abandono la mamada y el cine, sin llegar a saber si le gustaba y si termina o no por correrse.

Nueva vuelta por los pasillos. Al final del pasillo del cine y principio del pasillo transversal del fondo,  que conduce al acceso a la planta superior, ahora cerrado, en una de las primeras cabinas de la izquierda hay una persona tendida boca arriba en el camastro, con la puerta abierta. Me acerco, entro y empiezo un ligero manoseo por las piernas, el pecho y, finalmente la fláccida polla. Al poco rato parece que la polla se anima y decido metérmela en la boca, lo que resulta bastante fácil pues su tamaño es menor a la media por lo que, aunque acaba alcanzando la erección, la mamada resulta ser bastante fácil y cómoda para ambos. Pero resulta ser otro mudo e inanimado que no hace absolutamente nada en mi favor, así que a los pocos minutos lo dejo tal como lo había encontrado, aunque con la polla más tiesa.

Finalizada la nueva vuelta sin haber encontrado a nadie más, me sitúo otra vez en el cine. Esta vez me siento en el primer escalón, pero del lado de la entrada, con la esperanza de quizá entre alguien que detecte que estoy estratégicamente colocado y bien dispuesto por demás, para aprovechar mi boca que está a la altura adecuada para una buena mamada. Aparece un maduro con gafas de pasta de montura negra que tengo visto, tocado y mamado de otras veces, lo que me hace contraer alguna esperanza de que quizá consiga mamar y ser mamado como en ocasiones anteriores, pero esta vez me mira y se marcha.

Cuando ya empiezo a estar algo impaciente, aparece un chico que calculo está en la franja superior de la trentena o inferior de la cuarentena, con bastante cabello y barba, el cual se sienta en la mitad del primer escalón y al cabo de un rato se digna mirarme la polla que me estoy masturbando, yo se la ofrezco abiertamente, él se acerca y se la introduce en la boca, la mama muy bien, seguimos el ritual como es debido, le doy a comer mis huevos, que trata con la mayor delicadeza con su lengua y boca, mientras que ya se ha arrodillado ante mí para brindarme sus artes mamatorias más cómodamente para él. Dirige también su lengua al perineo, ese espacio entre el nacimiento de la polla y el ojete, que lame sin cesar. Espero que acabe llegando al ojete, pero en vano, sin embargo se entretiene largo rato en el perineo, cosa bastante agradable, para volver a subir a la polla y volvérsela a introducir toda entera en la boca varias veces a mi petición. Me quejo de sus dientes y él se lamenta de que tengo la base muy gorda y que no puede abrir más la boca so riesgo de descoyuntarse la mandíbula. Me parece algo exagerado e intento convencerle de que con paciencia todo puede lograrse y él sigue intentándolo, no sin repetir la queja de vez en cuando. Al final me sugiere que nos traslademos a una cabina, por lo que nos levantamos y nos vamos. De nuevo en el pasillo del fondo, en la cabina donde había dejado a uno a media mamada, se nos ofrece a la vista la imagen de dos personas desnudas y abrazadas. Supongo que el de debajo debe ser el mismo de antes y el de encima me parece que es el maduro con gafas de montura negra. No les decimos nada y les dejamos que sigan a lo suyo, mientras nosotros nos metemos en una de las cabinas siguientes. Allí vuelve a empezar la mamada, en la que tan diestro se muestra mi compañero. Tengo ganas de follarle la boca y le sugiero que se tienda boca arriba para facilitarlo, cosa que consigo, metiéndosela varias veces hasta el fondo como es debido, no sin tener que volver a oír las aduladoras quejas por el grosor de la base de mi polla. 

En esta posición, como de 69, descubro que su polla sigue fláccida, se la toco y hasta le doy un beso, momento en que él me indica que nunca se le levanta, así que la dejo estar, mientras me explica que por eso se ha hecho tan experto en el sexo oral y en el anal, consiguiendo tener unos cuantos amantes más o menos fijos que se lo follan regularmente.

Siguiendo con nuestra actividad, como ya está tan bien colocado y para no acabar descoyuntándole la mandíbula como él teme, me siento encima de su boca, brindándole mi ojete a su experta lengua, ofrecimiento que no rechaza en absoluto como yo me temía por su aparente displicencia anterior en el cine, sino al que se aplica con renovadas fuerzas haciendo gala de su maestría lingual durante largo rato. Le aplasto el culo en su cara para facilitar la introducción al máximo de su lengua en el ojete, para que me brinde ese gusto tan peculiar, que se prolonga por varios minutos. En un momento de descanso, me pide que se la meta por el culo, asegurándome que es un maestro en ello y que tiene muchas ganas. Aunque prefiero meterla en una cavidad como la boca, en la que se encuentra la lengua que le añade un aliciente especial, decido probarlo, pues en las últimas ocasiones similares había tenido algún problema para mantener la dureza de mi erección y quiero comprobar si en esta ocasión también se repite. Él se lubrica el ojete con el contenido del sobrecito que dan a la entrada, se pone a cuatro patas y yo procedo a la introducción, sin ningún problema y llegando pronto al fondo y también a introducir esa parte que él consideraba tan gruesa, lo que le produce de nuevo elogiosos comentarios. Así seguimos durante un rato, con cambios de ritmo, empujones, golpes, palmadas en las nalgas y por su parte varios apretones de su esfínter a mi polla, arte que domina perfectamente, hasta que después de dos paradas para calmar una casi inminente corrida, finalmente le anuncio que preferiría no esperar más para correrme y le pregunto donde le gustaría recibir mi leche. Él me responde que en el culo y yo le anuncio que le voy a brindar una preñada de culo. La saco para correrme en su culo y ojete, pero mi esperma ya no es tan blanco como antes y cuesta ver donde ha ido a parar en realidad, aunque a ojo calculo que está por los alrededores del ojete, con la punta de la polla intento recogerlo para introducírselo y le vuelvo a follar apretando bien, hasta que considero que ya es suficiente.

Después de unos minutos de descanso, ya con la polla fuera, y un diálogo de circunstancias, damos por terminado nuestro encuentro y empiezan mis remordimientos por haber hecho más caso de las ganas y las prisas que de la precaución. Espero que esté más sano de lo que aparentemente debería por su promiscua y desprotegida vida sexual y que no me haya contagiado nada, 

Me voy a las duchas, que ya por fin tienen agua caliente, me seco en la sauna finlandesa, totalmente en solitario como en el resto de ocasiones en que la he visitado durante la mañana, paso por la sauna de vapor para comprobar una vez más que no hay nadie, así como tampoco veo a nadie en el jacuzzi, ya en marcha.

Sin embargo, al volver al cine, por primera vez en toda la mañana encuentro a otros espectadores, uno joven tendido en el centro del escalón inferior, tocándosela por debajo de la toalla, otro sentado dos escalones más arriba, en el lado de la pared y otro también sentado a la misma altura, en el otro lado. Me dirijo a sentarme al escalón inferior del que está junto a la pared, con la secreta esperanza de que, si me siento entre sus piernas, quizá pueda evolucionar a algún contacto, pero en cuanto me siento se desplaza fuera de mi alcance. Espero unos minutos, pero como el que se está tocando no da ninguna muestra de interés por los demás y mucho menos por mí, los otros también me ignoran y no entra nadie más, habiendo tenido ya mi buena sesión decido que es hora de abandonar el cine y la sauna, como así hago cuando ya es la una del mediodía.

En resumen, podía haber sido mejor pero para mi edad no puedo quejarme de los resultados de la mañana, a pesar de la decepcionante cutrez de la sauna, a la que solamente acudo por lo discreto de la puerta de entrada y por la facilidad de encaje con mis horarios, aunque éstos no estén en absoluto en consonancia con las horas de más afluencia, como yo desearía.

Tendré que enterarme dónde se hacen las pruebas del VIH y otras ETS, para hacerme unos análisis cuanto antes.


08/2015 - ENCUENTRO CON UN CHICO DEPORTISTA

En una página de encuentros gay, trabo conocimiento con este chico, treintañero, a quien le gustan los maduros. Me pone algunas pegas, como que no hace esto o aquello, pero confío en que una vez en el asunto quizá lo reconsidere.

Tal como habíamos quedado, nos encontramos dentro de la Sauna Condal, pero antes de la hora convenida. Al parecer, ambos hemos pensado que nos vendría bien anticiparnos al otro, con el resultado de que igualmente hemos coincidido en el vestuario. Como se trata de un chico deportista, tiene muy buen aspecto. Cabeza rapada, buenos pectorales, buen culo y buena polla, aunque no muy gruesa.

Confirmamos que somos nosotros mismos y nos dirigimos a las duchas. Allí, después de remojarnos e igual como había hecho con I. unas semanas antes, le pido algo que entonces me gustó y quería repetir a la primera ocasión, que me enjabone la espalda, cosa a la que accede, repasándome bien con el jabón los lugares más recónditos de mi cuerpo, tal como esperaba. Al aclararme, hace como quien se encuentra por sorpresa con mi polla y empieza a comérmela inmediatamente. Intento girarme para ofrecer mi culo a su boca y, tal como esperaba a pesar de sus reparos epistolares previos, no duda en comerme el ojete con bastante afición.

Nos vamos a una cabina y allí nos abrazamos y besamos y luego sigue comiéndome la polla. Nos ponemos en posición de 69 y yo también le como la polla, mientras imagino que una polla no muy gruesa como la suya es lo que necesito para irme dilatando el culito de vez en cuando, pero veremos si ello va a ser hoy posible o no, pues el chico había apuntado la posibilidad de que quizá podría follármelo, lo que para mí significa que seguramente está dispuesto plenamente a ello.

Seguimos con las mamadas mutuas y poco a poco intento que voltee el cuerpo para colocarlo en posición de ser follado, cosa que consigo contando con su colaboración, ya que parece que el segundo tabú que había anticipado, finalmente se va a poder superar. Desgraciadamente, me vuelve a suceder algo últimamente bastante frecuente, al colocarme el preservativo mi polla se reblandece y dificulta totalmente la penetración en un culo tan fuerte y prieto como éste. El fracaso no me sienta nada bien, pero pienso que si el chico es comprensivo quizá podría ser él quien me la metiera en mi culo y después con esa dosis extra de adrenalina quizá yo me recupere. No se lo explico así, pero intento que me acerque la polla al ojete para que vea la intención que me anima, lo capta e intenta ponerse en posición pero por alguna razón no entra como yo esperaba. Sinceramente creo que la razón es porque él esperaba ser follado por un maduro y el repentino cambio de roles no ha encajado con sus expectativas. Ante estos dos fracasos seguidos, él dice "Hoy no follamos", lo cual me parece muy acertado, a la par que frustrante. Lejos de intentar recuperar la situación, tanto él como yo hemos perdido todo interés y lo dejamos correr.

Una historia que parecía que empezaba bien, pero que se ha torcido irremisiblemente. Me conformo con el pensamiento absurdo de que, como es del Real Madrid, tampoco hubiéramos congeniado.


17/06/2015 - ENCUENTRO CON OTRO BUEN SUMISO TIRANDO A PERRO

A través de una página de contactos gay, quedo con una persona que promete. Según se ve en las fotos que publica tiene experiencia en ser un buen sumiso y lo disfruta como es debido, así que no dudo en quedar con él. No obstante, en el último momento, un contratiempo le impide venir a la Sauna Condal según habíamos convenido pero como me avisa con tan poca antelación decido ir igualmente a la Sauna aunque se haya malogrado el plan.

No obstante, la casualidad hace que desde hace unos días esté en contacto por Facebook con un buen sumiso al que llamaremos I., el cual también el día anterior a la cita me insiste en ofrecerse a venir a que lo usemos los dos, cuando aún no sabía que el primero iba a fallar. Tanto insiste, que al final accedo y le digo la hora en la que ha de estar en la sauna.

Al día siguiente, mientras estoy desnudándome en el vestuario, aparece un hombre alto, delgado y con el pelo algo canoso que luce un collar pequeño de perro, señal inequívoca de su papel. Es I. al que también reconozco por la fotografía que me había enviado el día anterior. Para prevenir a las personas que crean ver en el adjetivo de perro usado en el título alguna concomitancia con quien usa este seudónimo o parecido en facebook y otras redes sociales, así como en su propio blog "en la penumbra", debo aclarar que no se trata de esta persona, sino de otra, buen sumiso y también merecedor de ese adjetivo perruno en el sentido en que se usa en nuestro ambiente.

Le ignoro y me dirijo a las duchas, situándome en una del fondo, como de costumbre. Él me sigue y se pone en una ducha lateral, observándome a hurtadillas. Como veo que está en su papel, le hago señas de que se acerque y cuando está a mi lado le mando enjabonarme la espalda, lo cual hace bastante profesionalmente. Confirmo visualmente que lleva un ball-ring tal como me había anunciado y cuando me aclara el jabón, al pasar por mi polla no duda en chuparla, lo mismo que el ojete cuando me giro y se lo pongo a su alcance. Como me ocurre bastantes veces, tengo que quejarme de que me está lastimando la polla con los dientes, él dice que intenta mejorar, pero seguirá sucediendo como una constante durante el resto de la mañana.

Vamos a la sauna finlandesa, donde estamos un corto espacio de tiempo y de allí vamos al cine, donde se producirá en la mente de I. una confusión lógica, pero que me afectará.

Como yo le había dicho que tenía una cita con otra persona, deduzco que pensó que alguno de aquellos maduros que encontramos en el cine debía ser mi cita y, como empiezo a enrollarme con uno, el sumiso se apresta a colaborar para agradarme, pero se trataba solamente de uno cualquiera que estaba allí, pues mi cita finalmente no había podido ir, aunque el sumiso no lo sabía. Viendo que I. me servía en todos los aspectos, mamadas, pies, pezones, etc., los demás también se animaron y, antes de que me diera cuenta, uno de ellos se había puesto un preservativo y se situó detrás de I. mientras éste me la chupaba, para encularle. Él se dejó, quiero suponer que en deferencia a mí y yo con la excitación que ya llevaba y ante tal escena casi orgiástica, le puse a chupar a otro y me corrí como un tonto, sin que I. se diera ni cuenta, ocupado como estaba en dar placer a los demás. Pero aquello no era lo que tenía previsto, casi nunca me he corrido tan pronto en la sauna, pues habitualmente he preferido esperar a haber tenido más marcha en mi cuerpo, pero en esta ocasión me salió mal.

Obligado a cierto descanso después de la corrida, recuperé a mi sumiso que se sentó a mis pies en el cine (de hecho tuve que indicárselo, porque primero se sentó a mi lado). Sentado en el suelo, puso mis piernas por encima de sus hombros y se dedicó a mis pies. Hacía tiempo que no gozaba de aquella extraordinaria sensación de tener a un hombre a mis pies completamente entregado a darme placer a la más mínima ocasión.

Finalmente, opté por dejar aquel ambiente demasiado cargado de libido del cine y dirigirme a la sala de juegos de la planta superior, seguido por I. a la distancia de respeto.

Allí también había alguien, I. se portó bien porque ante las insinuaciones que recibía, indicaba que había que pedirme permiso a mí, como hizo alguno para que le dejara mamársela. Mientras se la mamaba, yo le iba tanteando el culo y, aún sabiendo que aquella mañana ya se lo habían follado, me pareció bastante estrecho. Me pidió que me lo follara en uno de los sling que hay allí colgados, a lo que accedí y hacia el mismo nos dirigimos. Él se tendió ofreciéndome su culo, yo le puse algo de lubricante, pero mi polla no se había recuperado lo suficiente después de la corrida anterior, por lo que mis esfuerzos solamente lograron introducirle algo de la punta pero no tanto como para follarlo en condiciones y como me hubiera gustado. Esto me puso de peor humor del que ya estaba, porque además me había parecido que cruzaba una sonrisa con uno de los maduros habituales de la sauna a aquellas horas, reconocible de otras ocasiones por sus gafas negras, de modo que lo dejé correr y, aunque para mí era todavía temprano, le dije que me marchaba a lo que me respondió que él también se iba a marchar.

Luego me enteré que no se había marchado enseguida sino que aún había permanecido allí durante un tiempo, enrollándose con aquel maduro.

Fue una lástima que descargara tan temprano y que tardara tanto en recuperarme, nunca más he vuelto a tener contacto con I., salvo por Facebook, pero esto último solamente hasta hace unos meses en que dejó de contactar. Espero que se encuentre bien en estos días en que va a cumplirse un año de aquel encuentro. 


2015 - ENCUENTRO CON UN BUEN SUMISO

A través de una página web para osos y daddies, trabo contacto con una persona que se declara admirador de los más maduros y quedamos en vernos una mañana en la Sauna Condal. Me indica sus características personales para que no haya dudas, igual que hago yo y no queda más que esperar al día indicado.

Ese día, le espero en el cine tal como habíamos acordado, pero de momento sólo hay por allí algún otro maduro, con los que prefiero no iniciar nada pues en realidad todavía no ha llegado la hora de la cita. 

Aprovecho la película para ir poniendo mi polla a tono y, a los pocos minutos, aparece mi cita. Efectivamente, es más joven y más alto que yo y lleva gafas, que es el trazo más distintivo, si hiciera falta alguno en especial. Nos saludamos, le enseño la polla y se amorra de inmediato brindándome una buena mamada. Con este buen comienzo, nos vamos a una cabina, en la que se quita las gafas y se tiende en la cama a mi disposición. No tardo en meterle de nuevo la polla en la boca, aunque esta vez soy yo el que me muevo, pues él está tendido recibiendo mi follada de boca. Procuro írsela metiendo cada vez más adentro, cosa en la que él intenta colaborar, lo que le provoca varias arcadas, pero no por eso dejo de follarle la boca. Sigue el polvo facial y siguen las arcadas, hasta que en una de ellas tiene que levantarse corriendo para vomitar en la papelera. 

Se limpia con el papel del dispensador, descansamos un rato y vuelve a tenderse pidiendo lo mismo. Esta vez me pongo en posición de 69 porque calculo que mi curvada polla entrará así mejor en su garganta. Aprovecho para chupársela pero, aunque tiene una buena erección, prefiero concentrarme en follarle la boca. Noto que ya entra mejor hasta su garganta, con esa sensación tan agradable de apretura y él ya parece que ha superado las náuseas. Así estamos un rato hasta que decido sacarla y ponerle mis huevos sobre la boca para que los aproveche. Se esmera en hacerlo a total satisfacción mía pero, al poco rato, acabo optando por sentarme sobre su cara, poniendo mi ojete al alcance de su boca y lengua, lo cual es aprovechado con gran dedicación, cosa que también me provoca unas agradabilísimas sensaciones.

Finalmente, como era de esperar, me dispongo a follarle el culo diciéndole que se dé la vuelta, cosa que hace sumisamente y espera mi penetración. La introducción también es placentera y él sabe como hacerme sentir bien, apretando de vez en cuando el esfínter para aumentar mis buenas sensaciones.

Acabo con la corrida consiguiente, pero él no se corre. Me dice que eso es normal, que lo ha pasado muy bien y nos despedimos hasta otra. 

Le contacté otra vez y me contestó que en la fecha que le proponía estaba ocupado. Ya no he vuelto a contactarle, pero guardo un muy buen recuerdo de aquella mañana.


PRIMEROS AÑOS - NOTAS PARCIALES Y ALGUNAS ANÉCDOTAS

Me conformo con relatar aquí los pocos recuerdos que me van quedando de los primeros años en que conocí esta sauna, en la que llegué a pasar incluso alguna noche de sábado.
Recuerdo mi timidez, que me impedía iniciar nunca ninguna acción, lo que entiendo que posiblemente inducía a mis eventuales partners a pensar que yo era pasivo, nada más lejos de la realidad de entonces. Pero aún así tuve buenos encuentros, de los que todavía mi memoria conserva algunos.

En distintos momentos, siempre podía encontrar pasivos que deseaban que me los follara y que recuerdo que por lo general estaban bastante dilatados, lo que me ayudaba a practicar todo tipo de posiciones, aunque en general siempre he sido bastante clásico en esto. Aunque no siempre estaban tan dilatados, en dos ocasiones recuerdo que se me rompió el preservativo por el esfuerzo al que le sometía con algunas penetraciones.

En una ocasión, apareció aquel chico joven, que luego encontré en otros lugares y que más adelante hasta me llevé a casa un par de veces pero que conocí allí por primera vez. Era muy joven, algo gordito, rubio y en aquella ocasión, estando en el cuarto oscuro de la gran cama redonda se tendió en la misma para chupármela a mí, que estaba de pie, cosa que me gustó pero ya no tanto cuando me di cuenta que estaba en combinación con alguien más mayor que se puso detrás mio y me penetró casi sin darme tiempo a protestar. Me dolió, me quejé, el mayor me pidió perdón y los dos se marcharon. 

Luego lo volví a encontrar otro día, esta vez sin acompañante, y nos metimos en una cabina a disfrutarnos mutuamente, donde descubrí que era un buen elemento, totalmente desinhibido para su edad. En esta ocasión, no sé si intencionadamente o no, la puerta quedó sin pestillo y a media sesión entró un hombre bastante mayor, de los que usualmente pedían participar para "ayudar" a alguno de los que estábamos metidos en harina, a veces para agarrarnos la polla y enfocarla al lugar adecuado, a veces para acariciarnos o a veces para chupársela a alguno de nosotros. Yo, que no estaba acostumbrado a eso todavía, le dije que se marchara, pero me quedó la duda de si era también en esta ocasión algo preparado y premeditado.

Aparte de los encuentros con ese chico, en mis múltiples visitas pude ver y participar en multitud de escenas de todo tipo. Una de ellas fue un trenecito de cuatro personas que encontré una vez en la sauna de vapor, pero al que no me incorporé. Muchos escarceos con activos, pasivos y versátiles y, como situación algo especial, el encuentro con un buen hombre que deseaba beber mi líquido dorado. Quizá también quería lluvia dorada, no lo vi claro, pero en todo caso no me parecía correcto ensuciar aquel lugar, además de que me pilló en un momento en el que no tenía ganas, pero con buena voluntad todo puede solucionarse. Como estábamos en la estancia tipo cuarto oscuro en el altillo que he comentado al principio, que se encuentra relativamente cerca de las duchas, el constante ruido del agua cayendo me acabó ayudando a cumplir con los deseos del otro, que se había tendido boca arriba sobre una especie de mesa y al que enchufé mi polla en su boca como si de una manguera se tratara, dando cumplida satisfacción a sus deseos.

En uno de los incontables paseos por los pasillos de la sauna, me encontré una vez en una de las cuatro cabinas juntas del piso superior con una pareja que tenía la puerta abierta y mientras uno de ellos estaba a cuatro patas mirando hacia la puerta, el otro le estaba metiendo un dildo de tamaño natural, curiosamente muy parecido a uno que tenía mi novia de aquel entonces, a quien se lo había comprado su marido del que ya estaba divorciada. Me hizo gracia aquella coincidencia, entré en la cabina, intenté darle de mamar al que estaba a cuatro patas pero no mostró ningún interés después de unas primeras y cortas chupadas. Vi que habían gastado los sobres de lubricante y que no podían meter bien el consolador, le di algún consejo al penetrador sobre como colocarlo para lograr una mejor penetración, lo volvió a meter y consiguió avanzar algo más, pero se veía que el penetrado sufría y opté por marcharme, pues no supe muy bien, ni me lo dijeron, qué pretendían estando así con la puerta abierta. Supongo que esperarían que entrara alguien distinto a mí.

En otra ocasión, una tarde de sábado en la que la sauna estaba bastante llena, pero con mucha gente suelta por los pasillos que no parecían decidirse a encamarse con nadie, me puse en la puerta de una cabina y opté por tocar a una persona que pasaba por allí, que lucía bastante buen cuerpo, con la incógnita de no saber como reaccionaría y cuál sería su tendencia. Respondió a mi insinuación, entramos en la cabina, se sentó en la cama y vi que llevaba una cajita con todos los elementos necesarios para follar. Aunque seguía la duda de si eran para utilizarlos él mismo o en mí, pronto se disipó cuando abrió el paño de la cintura y mostró una buena polla, grande y dura a la que no tardé en amorrarme de rodillas, le besé también el pecho, otra vez la polla, hasta que me hizo levantar y me colocó de pie, ligeramente inclinado hacia la puerta y apoyándome con las manos en ella de tal modo que le ofrecía mi culo para su placer. Abrió un tubo o una cajita de crema, cuyo olor rápidamente se enseñoreó del interior de la cabina y se dedicó a untarme el ojete abundantemente. Aquella situación inesperada (aunque imaginada dentro de lo posible), aquel olor, aquella decisión, aquel inminente polvo que estaba viendo que iba a ocurrir irremisiblemente, me estaban poniendo súper caliente, su tranquilidad y su seguridad me empequeñecían mentalmente, me sentía dominado cuando empecé a serlo físicamente en el momento en que sentí que apoyaba su polla en mi ojete y empezaba a apretar, mientras me agarraba por la cintura. Yo solamente atinaba a decirle, despacio, despacio, palabras que él repetía mientras iba apretando todavía con la polla fuera, porque yo también apretaba y, en esta tesitura, me corrí solo, sin tocarme ni que él me tocara. Con lo que se acabó el encuentro, cogí mi ropa, me disculpé y me marché a lavarme.

Con los años, cuando algún encuentro no está dando el resultado esperado porque el otro es "demasiado" activo, he transigido en que me pusieran la punta de la polla en el ojete y solamente sintiendo ese contacto ha bastado para correrme, aunque generalmente tocándome y, últimamente, según la situación en que me encuentre, dejo que se complete la introducción porque ya he perdido casi todos los prejuicios que me acompañaban de joven.

6 comentarios:

  1. Yo también recuerdo cuando aún se entraba en la Condal por la escalera de vecinos de la calle Comtal. ¿Escribirás algo sobre las saunas desaparecidas de Barcelona: la Kemy, Lesseps, Pádua...

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    1. Pues te diré, me rondaba esta idea por la cabeza pero la tenía medio abandonada porque creo que solamente fui un par de veces tanto a la sauna Lesseps como a la sauna Pádua y recuerdo muy pocas cosas, como el curioso sistema de vestuario de la sauna Lesseps, pero pocas aventuras o ninguna. Y de la sauna Kemy no tengo ni la más remota idea, a no ser que se trate de una sauna que había en Hospitalet de Llobregat, en la que creo recordar que un día a la semana estaba reservado a hombres solos y a la que también fui un par de veces con muy poca fortuna.
      Estaré encantado de que me pases datos y vivencias de estos lugares y de darles forma para publicarlo todo con tu nombre o seudónimo, ofrecimiento que hago extensivo a todo el que quiera colaborar en dejar inmortalizada esta memoria colectiva.

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  2. Has hecho bien en comentar que el protagonista de una de las historias no fuera yo, pero bien podría haberlo sido, jejeje... lástima de horarios.
    Muy gracioso el comentario alusivo al deportista, conformándote con no lo logrado. A mi también me pasa. Verdes son dijo la zorra, cuando después de mucho saltar no consiguió pillar las uvas, jejeje...
    No sabía que en L'H hubiera habido una sauna.Primera noticia, ni tampoco en BCN una que se llamara Kemy.
    Sería interesante saber algo de ellas, nada más que por curiosidad.

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    1. Muchas gracias por comentar querido Perro.
      Opino lo mismo sobre esas saunas desaparecidas, sería muy interesante que alguien con conocimiento de causa nos explicara más detalles de las mismas antes de que su recuerdo se pierda en la noche de los tiempos ...
      De la de Hospitalet lo poco que recuerdo es que era contemporánea de la Sauna Pádua, la llevaba un (aparente) matrimonio maduro, se entraba por la planta baja pero estaba en el piso superior en cuya entrada había una especie de vigilante (vestido) y aunque fui solamente un par de veces, nunca encontré a más de dos o tres personas, todos muy circunspectos. Pero yo también era mucho más tímido en aquella época.

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  3. Me presento en una sauna y me dicen que hay solo dos tipos, y creo que me doy la vuelta. De todos modos es todo un detalle que te lo mencionaran. Pero a esas horas que más se puede pedir, más que conforme vaya pasando la mañana vaya llegando gente;-)
    A pesar de ello, tuviste varias experiencias.
    Los mudos tal vez fueran personajes de la pelicula que proyectaban ;-)
    Nunca he estado 4 horas en una sauna. Creo que lo máximo ronda las dos horas, pero excepcionalmente. Lo habitual es que esté entre hora y cuarto y hora y media.

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  4. Pues sí, es todo un detalle que te avisen cuando hay poca gente o ninguna. Generalmente a esa hora lo hacen, salvo cuando hay un recepcionista bastante malcarado al que normalmente se le "olvida".
    No sé qué es más frustrante, que no haya nadie cuando llego o que ya esté razonablemente concurrido cuando me tengo que ir, pero mis circunstancias personales mandan.
    Y sí, aquel día no solamente había mudos en la pantalla, sino también entre el público, pero debo reconocer que tenía un 3D muy logrado, me refiero al espectador ;-).
    Respecto al tiempo de permanencia, debe ser que yo amortizo el precio de la entrada todo lo que puedo. En el pasado, cuando las únicas noches que abrían eran las del fin de semana, había pasado más de una y más de dos, sólo por ver si era distinto, aunque realmente no lo era, incluso con menos morbo que durante la tarde.
    Y alguna tarde de la antigua Sauna Bruc me había deparado un número de corridas que no pongo aquí para que nadie piense que soy un fantasma, pero a base de estarme cuatro, cinco o seis horas, aunque con intervalos de descanso ;-).
    Muchas gracias por el comentario, siempre apreciado y apreciable.

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